Cuatro Champions, cuatro Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, dos Ligas, dos Supercopas de España, una Copa del Rey... Si a Varane le diese por retirarse mañana, pocos serían los desafíos que le quedarían sin haber cubierto con éxito. Su única espina sería la de la Eurocopa, torneo que le es desconocido hasta la fecha. Pero, con 16 títulos desde que firmó por el Madrid (2011), podría dejar el negocio tranquilamente y vivir contando batallitas, porque ha estado en las mejores del segundo mejor Madrid de la historia.
Imprescindible como el césped, el balón o los árbitros, Varane estuvo en Rusia 2018 de principio a fin. Lo jugó todo, mostrando su jerarquía (ya ha sido capitán con su selección, de hecho) característica desde hace años, cuando esa era aún una cualidad impropia de su edad, su poderío aéreo o su toque de balón. Fue uno de los primeros culpables de que a Francia le hicieran seis goles en seis partidos y dejara la puerta a cero en cuatro de siete; también, con un cabezazo imparable ante Uruguay en cuartos, de que los chicos de Deschamps se plantaran en semifinales. En los Emiratos Árabes Unidos, completó los 180 minutos para despedir el año en la cima del mundo. Su 2018 ha ido de Mundiales, su carrera va de títulos.