El Atlético sobrevive a siete meses sin Gabi
Su marcha fue un contratiempo para un cuerpo técnico y un club que entendieron su decisión y encontraron soluciones. El sábado tendrá su gran homenaje.
Sustituir a Gabi va a ser casi imposible porque transmitía una jerarquía que solamente él tenía. (...) Tendremos que unir al grupo para que no se note su marcha ni la de Torres". El pasado 7 de agosto, mientras el Atlético se preparaba en Brunico, Saúl explicaba en As lo que suponía para el equipo la marcha de su capitán, ya con el grupo en pleno trabajo. La decisión del 14 se había tomado con resignación, el cuerpo técnico contaba con él para acelerar la adaptación de un fichaje como Rodrigo y liderar el asalto hacia la final de la Champions en el Metropolitano. Pero ya son siete meses desde que el pasado 20 de mayo se enfundara por última vez la rojiblanca y la cosa camina bien.
La incidencia de Gabi en el día día del Atlético se sentía a varios niveles. En primer lugar el deportivo. Un centrocampista que era la extensión en el campo del entrenador, que identificaba como nadie los momentos de los partidos, que en los duelos más importantes era un valor seguro y que, pese a su edad, aportaba un rendimiento notable. Después a nivel de vestuario era un elemento tremendo de cohesión, manejaba como nadie la incercia de la plantilla sin rehuir su responsabilidad. Así, era capaz de sentarse con Griezmann para hacerle vez que unas declaraciones altisonantes en caliente no eran la mejor manera de digerir un mal partido o, acatando su responsabilidad, le tocaba poner en su sitio a un Carrasco que rumiaba su falta de minutos con gestos de mala gana en público.
Para esto último, el Atlético se ha apoyado en el resto de sus veteranos. Un jugador de ascendencia como Godín recibió el brazalete y otros curtidos como Koke, Juanfran o Saúl han ido acompañándole. Pero las mayores dudas llegaban sobre lo que iba a suceder en el campo. Y ahí es donde futbolistas como Rodrigo y Thomas han dado un paso al frente. El primero parece que nunca se hubiera marchado del Atlético. Rendimiento sólido en el campo y sentido común y responsabilidad cada vez que le toca expresarse fuera de él. Con un impacto más que interesante en el juego, aunque todavía tiene cosas que pulir para acoplarse sin fisuras a la idea del técnico. Thomas está en esa línea. Si el ex del Villarreal es la seguridad en el pase, la solvencia en el juego aéreo y la inteligencia, el ghanés es la llegada, el nervio, la fortaleza y la polivalencia. Thomas le ha sacado a Simeone de más de un apuro. Además, sigue contando con Koke y con Saúl como guardianes más longevos del sentimiento rojiblanco. El examen definitivo tendrá lugar a partir de enero, cuando comiencen esas eliminatoria a vida o muerte que tanto le gustaban negociar al excapitán.
Gabi recibirá el próximo sábado el homenaje de toda la afición, de su club y de compañeros de los que él ha cuidado. Y como padre, de lo que se sentirá más orgulloso será de contemplar, como lo viene haciendo, de que sin él las cosas siguen funcionando, gracias a la semilla que sembró en la plantilla.
