Empate a nada en el derbi vasco de Mendizorroza
Hubo mucha pelea y nada de fútbol entre el Alavés y el Athletic, que sigue sin salir de la zona de descenso y sumó este lunes su noveno empate del curso.
El derbi de Vitoria prometía emociones fuertes pero fue un bodrio, un ayuno de fútbol durante 90 minutos. Entre que el Alavés exprime como nadie el pragmatismo y que el Athletic está para recoger puntos hasta de las cunetas, el sol de tres pases en cada jugada estuvo en permanente eclipse. Menos mal que Mendizorroza tiene una vida propia independientemente de lo que aporte el juego, un ambiente que no iguala ningún campo en Primera. A falta de fútbol, los coros protagonizaron un pulso infumable. Alavés y Athletic caminaron por la misma ruta, la del juego directo, el choque, la brega… Garitano persistió en su idea de los partidos anteriores pero con matices, metiendo a Aduriz como único punta claro, para amasar con más gente el pelotón de la medular, aunque Beñat se enredó con tanta trinchera.
Curiosamente, había alambradas por todas partes pero el esférico entraba con cierta facilidad en el área en el primer tiempo. A gorrazo limpio, el derbi parecía un concurso de zambombazos. ¿Alguien pidió licencia espacial para el cuero? Porque vivió por la estratosfera más de la mitad del tiempo. Lo principal para los visitantes era jugar abiertos, explorando las bandas. Tras mil golpes y pérdidas de balón no forzadas, el Athletic fue creciendo y acabó en plan jefe antes del descanso. Al último cuarto de hora de los leones solo le faltó algún centro decente porque las escopetas parecían bien cargadas en el área.
Abelardo decidió sacar de la pelea a Guidetti en el descanso. El sueco no acaba de coger el estribillo con el asturiano, pelea pero se le demanda algo más. En un partido tan cerrado, el preparador albiazul prefirió a Sobrino para poner bombas entre líneas y recoger lo que generaba un guerrero como Calleri. El Athletic seguía ocupando bien los espacios, no permitía ocasiones enemigas y lanzaba contragolpes, como uno de Córdoba que salvó un descomunal Pacheco.
Garitano diseñó una estrategia para aguantar y quemar sus naves en el tramo final. Se guardó de inicio a Muniain y Williams (entró por un Aduriz golpeado mil veces y al que no le hizo gracia la salida) y ya se sabe que Mendizorroza ha importado esa frase de '90 minuti en el Bernabéu son molto longo'. De hecho, muchos rivales se han pegado un soberano batacazo en el feudo albiazul este año en el sorbo final. Los cambios, todos en el frente de ataque, no mutaron nada. Y menos en el Athletic, que estaba áspero, ralentizado y sin capacidad de estirarse como lo había hecho antes con tiros largos a Aduriz. Tenía que jugar a otra cosa pero no la puso en marcha. Vitoria repartió un triste punto para cada uno. Justo 'castigo' a tanta vulgaridad.
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