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BARCELONA

Aleñá y Riqui: al fin, dos impactos desde La Masia

Después de años de dudas, sanción FIFA incluida, y sin ningún canterano asentado desde que surgió Sergi Roberto, los centrocampistas reivindican el valor de la cantera.

El centrocampista de la cantera del Barcelona, Riqui Puig, durante un partido.
El centrocampista de la cantera del Barcelona, Riqui Puig, durante un partido.Sergio RuizPRESSINPHOTO/GTRES

El Barça acabó el partido contra la Cultural Leonesa con un centro del campo formado por Sergio Busquets, de Badia; Aleñá, de Mataró; y Riqui Puig, de Matadepera. La estampa no pudo hacer más ilusión a los socios que, como es obvio, sienten debilidad por la gente de la casa, sobre todo si como Riqui Puig sorprenden declarando: "Venía a este campo desde que tengo tres años". El debut oficial de Riqui Puig a sus 19 años se ha unido a la confirmación de Carles Aleñá como jugador del primer equipo a todos los efectos (el club anunció que tiene ficha oficial y dorsal, 21, del primer equipo, desde el martes). Dos impactos procedentes de La Masia, que llevaba largos años sin dar productos tan relevantes, víctimas en parte de cierta desconfianza, peores generaciones y la sanción FIFA que impidió al club realizar fichajes en 2014 y 2015.

El Barça quiere ir con pies de plomo con los dos jugadores. Aleñá es todavía una promesa. Su reciente continuidad, sin embargo (ha jugado contra Betis, Villarreal, Cultural), parece hablar de un jugador que ya ha llegado para quedarse. Riqui Puig apenas es un proyecto. Un crío que este miércoles estaba abrumado por las emociones pero que aun así fue capaz de dar una asistencia a Denis. Su físico, liviano; su fútbol, de desparpajo, sus conducciones e incluso su voz de crío evocan sin duda a Andrés Iniesta. Pero eso son palabras demasiado mayores... En el club no quieren que el juguete se rompa. El fútbol de los dos, sin embargo, sí se emparenta con el producto puro que fabrica La Masia. Toque, asociación. En el caso de Aleñá, con más potencia y golpeo. En el caso de Riqui, con creatividad e imaginación.

El Barça tiene el futuro de ambos asegurado. En 2017, Aleñá renovó hasta 2020 con una cláusula para ampliar el contrato hasta 2022 cuando fuese jugador del primer equipo como ha ocurrido. Su cláusula es de 75 millones de euros. Riqui Puig renovó este verano hasta 2021 con opción hasta 2023. Su cláusula es de 100 millones de euros. Este año, clubes como el Tottenham han visitado el Mini para seguirle los pasos. Escuchándole, sin embargo, el miércoles por la noche ("muchos chavales querrían estar donde estoy yo ahora") parece difícil pensar que quisiera cambiar de aires si encontrase la continuidad necesaria y se asentase en el primer equipo. Que Riqui Puig tiene algo resulta obvio a ojos incluso de los grandes. Daniele Massaro, ex jugador del Milán y verdugo del Barça en la final de Atenas en 1994, bajó a los vestuarios del Levi's Stadium en San José para pedirle su camiseta después del Barça-Milán de la International Champions Cup. Ese mismo día, Gattuso, entrenador rossonero, elogió la capacidad del Barça de fabricar jugadores que juegan desde críos de memoria en un fútbol reconocible hace tres décadas, siempre bajo el influjo del cruyffismo.

Los casos de Aleñá y Riqui permiten mirar con optimismo más proyectos como Miranda, Oriol Busquets, Chumi o el mismo Abel Ruiz, que también empiezan a asomarse por las convocatorias del primer equipo. La Masia vuelve a impactar. Una buena noticia para el Barça.

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