Osasuna se acerca a la cabeza y sigue su idilio con El Sadar
Gol de Íñigo Pérez por insistencia y carácter en el último minuto tras córner ante un Lugo que desaprovechó sus ocasiones.
EI fútbol a veces no se entiende sin los antecedentes. Sin las dinámicas. Un equipo que casi por inercia viene ganando en casa (cuarta victoria seguida) saca partidos que parecen una quimera y a los que les crecen los enanos, pues eso, viene una brisita y se constipan. Y eso es lo que pasó en El Sadar. Osasuna no fue el Barça de Guardiola pero su insistencia, el carácter hasta el final y la concentración le dieron otros tres puntos. Y el Lugo, que mejora con el cambio de técnico, tuvo una laguna de vigilancia en un parpadeo y se fue a la lona, aunque también influyó su falta de acierto en las ocasiones que tuvo.
Los rojillos se ponen a dos puntos de la promoción y a los lucenses les toca seguir viendo el precipicio cerca de sus pies. Íñigo Pérez tuvo una celebrada reaparición tras perderse siete jornadas por lesión. Un córner en el sorbo final con pase a la corta de Torres a Rubén García, mal custodiado, y remate en semifallo con el pie de apoyo del exjugador del Numancia decantó un partido soso, espeso. La primera parte fue extraña, sin un claro dominador, quizá Osasuna al principio y el Lugo en los últimos minutos, y con muchas ocasiones claras, pero sin acierto en ninguna de las áreas.
Los locales, ya se suponía, entraron mejor, con Villar muy activo. Pero el equipo rojiblanco estaba bien plantado, ordenado y con presencia en campo rival. No había control y Lazo fue una pesadilla por la banda izquierda, con pases muy verticales y galopadas eléctricas. Lillo vivió una fase muy amarga desde el cuarto de hora inicial.
Se prodigaron los fueras de juego con defensas adelantadas y disparos para que lucieran los porteros. Arrasate ya anunció que quería ver a Iñigo y Mérida juntos y lo hizo, quitando a un desastroso Aridane y retrasando a Oier para formar tres centrales con Lillo y bandas largas con Clerc y Vidal. Tuvieron más control en medio y fueron arrinconando al rival. El equipo lucense pidió penalti en una acción de Clerc con Iriome. Vidal tuvo una a bocajarro tras pase de Rubén, con paradón de Juan Carlos. Con los papeles invertidos, otra cosa le hubiese cantado a Osasuna., que esperó al final para dar un golpe en la mesa.
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