El Hércules vuelve con una lección de pegada ante el Ejea
Los chispazos de Carlos Martínez y Chechu Flores le dan la victoria al conjunto alicantino. Planagumà regresó a sus orígenes.
Dos chispazos, dos fogonazos típicos de un equipo con pegada, le sirvieron al Hércules para lograr un triunfo reponedor ante el Ejea. Fue una victoria vital, por la mala imagen mostrada ante el Alcoyano y porque la jornada permitía volver a asomarse al primer puesto. El Hércules no falló. Como acostumbra, se repuso con éxito de un revés. Tiró de eficacia, justo lo que le ha faltado en muchas ocasiones. Planagumà puso en liza a su once de gala, el que tenía en mente cuando arrancó todo esto, y el equipo respondió. Carlos Martínez y Chechu le pusieron el sello a una victoria que sitúa al Hércules en el primer puesto, junto al Lleida.
Planagumà aparcó los experimentos y volvió a sus orígenes, demostrando que lo de Alcoy fue un borrón. El Ejea tampoco puso demasiadas dificultades, pero al Hércules sólo le importaba ganar, casi sin importar la forma. Con seis cambios respecto a El Collao, el Hércules también enterró el síndrome del recién ascendido que casi siempre se llevaba premio del Rico Pérez.
El Ejea asustó desde el inicio. Andriu remató sólo una acción a balón parado. Falcón, atento y recuperado para la causa, voló para evitar el 0-1 y un susto al principio. El Hércules tardó en conectarse, pero las cabalgadas de Chechu por banda y la hiperactividad de Emaná hacían presagiar que el gol llegaría pronto. Encima, Carlos Martínez recuperó su mejor versión y llegó la primera diana. Adrián Jiménez encontró a Emaná en la banda y el camerunés levantó la cabeza y vio a su socio solo en el área. Carlos aceptó el regalo y no perdonó. Un alivio también para Planagumà, ya que hasta la fecha no sabía si sus delanteros eran compatibles o no. Antes del descanso, llegó la sentencia. Carlos se disfrazó de asistente y le metió un gran balón a Chechu entre los centrales. El jienense cruzó con calidad. Con el 2-0, el partido parecía resuelto antes del descanso.
Tras el paso por los vestuarios, ocurrieron pocas cosas. El Hércules se sintió superior y le faltó una pizca de ambición para ir a por más goles. Era el día. El Ejea tampoco asustó y permitió que el Hércules cazase la victoria más cómoda del curso. Carlos Fernández, negado de cara a puerta, tuvo el 3-0, pero el palo lo evitó. Poco importó. El Hércules ya había vuelto.
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