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CROACIA-ESPAÑA

"Cuando entrené en Croacia, los jugadores dormían en el sofá"

Manolo Márquez fue el entrenador de julio a septiembre del Istra, que pertenece al Grupo Baskonia. Vivió unas peripecias que acabaron con un surrealista cese.

Manolo Márquez.
GORKA LEIZA

De julio a septiembre usted entrenó al Istra de Croacia. ¿Cómo le fue y qué pasó?

Lo primero que debo decir es que agradezco al grupo Baskonia la oportunidad de entrenar al Istra, un equipo de su propiedad. El país es precioso y la gente es noble. La ciudad, Pula, es espectacular. Pero, a partir de ahí, nos sentimos engañados por lo que nos encontramos.

Explique.

Le decía al cuerpo técnico que cuando explique esto la gente no se lo creerá. El equipo se enclavó en un sitio turístico y se decidió demasiado tarde. A los jugadores los acumulaban en apartamentos y dormían en sofá o sofá-cama. No podían llevar la familia hasta que regularizaran su situación. Hubo retrasos en los cobros. No tenían coches, algo que estaba estipulado en sus contratos. Tenía que buscarlos con mi vehículo y además tenía que llevar la ropa sucia a la lavandería.

Cómo si entrenara a un equipo de regional y no de Primera División.

No es intencionado, los dueños se lo encontraron por desconocimiento. Había mil impedimentos. Campos de entrenamiento en malas condiciones, una pretemporada de risa y sin equipos de nivel… y una plantilla de 14 jugadores para empezar el campeonato y totalmente descompensada.

¿Y cómo es la Liga allí?

La empezamos el 25 de julio, en pleno auge del Mundial. Solo hay un internacional que juega en su país, así que los futbolistas son o jóvenes o veteranos. La Liga tiene dos niveles: equipos muy buenos y otros de gama bajo. Le pongo un ejemplo: hasta la jornada 11 ningún equipo de los cinco peores ganó un partido a otro de los cinco mejores.

¿Y por qué usted duró siete jornadas?

Empatamos contra un equipo de nuestra Liga en el estreno, y luego nos tocaron los cinco fuertes. Llegamos con dos puntos a la jornada séptima. Y me dan un ultimátum. Me pareció increíble. Ganamos 1-2. Era un viernes. Y el miércoles me destituye el grupo Baskonia. La persona que me lo comunicó me dijo que era la decisión más injusta que había tomado en su vida. Los jugadores no entendían nada.

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¿Y cómo le va ahora al Istra?

Ficharon a Curro Torres y en cuatro semanas ya dimitió. Están ya por el tercer entrenador. Curro Torres me parece un gran entrenador e hizo un gran trabajo, de hecho le presté la casa en la que vivía. Pero el equipo es el que es. Los problemas siguen. La idea de controlar el mercado balcánico es bonita pero no lo han hecho bien.

¿En Croacia se vive el fútbol con pasión?

Salvo en Split y Zagreb va poca gente al estadio. A nosotros nos iban a ver 3.000 personas.

Le tocaría vivir el esplendor de Croacia en el Mundial. ¿Qué destaca?

Cuando llego al país, Croacia está en octavos de final. La semifinal la vemos juntos en Eslovenia, donde teníamos un partido, y luego fuimos a un bar. Les cogimos mucho cariño al país y a la gente. Sigo manteniendo el contacto con los de allí.

Si me dice que la liga croata carece de un buen sistema de entrenamiento y de una potente liga, ¿cuál es su secreto?

Recuerdo que Radomir Antic dijo hace muchos años que en los Balcanes te enseñan a ser competitivo con cuatro o cinco años. Ellos quieren ganar a toda costa. Es un país que sale de una guerra. Croacia tiene cinco millones de habitantes y son una potencia en baloncesto, fútbol, waterpolo, balonmano, tenis… Son competitivos por naturaleza. Funcionan más por talento que por orden. Ellos consideran que ir a Austria ya es mejor que estar en Croacia. Aprovechan cualquier oportunidad para irse. Mis jugadores querían salir fuera.

¿Volvería a entrenar en el extranjero?

Por qué no. Por segundo año me pasa algo lo mismo. El año pasado dimití en la jornada seis en Las Palmas y en la jornada siete aquí me echaron.

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¿Ya intuía el descenso de Las Palmas cuando se fue el curso pasado?

Cuando me voy el equipo iba decimoquinto. Era la tercera vez que le anunciaba al presidente que lo dejaba. Esa ya me la aceptó. No le veía solución al equipo. Tenía vicios adquiridos y no había el mismo trato para según qué jugadores. El descenso se intuía bastante. De hecho, Juan Carlos Valerón se marcha conmigo. Pero Las Palmas es tan grande y es una isla que vive tanto el fútbol que espero y deseo que vuelvan este año a Primera.

Su otro ex equipo es el Espanyol. Usted entrenó a su filial. ¿Le sorprende que estén en zona europea?

No me sorprende. En el filial David Gallego está haciendo un gran trabajo de cantera, con un fútbol formativo y competitivo a la vez. Y Rubi me parece un técnico top, de equipo grande. Los jugadores están disfrutando. Borja Iglesias es el delantero centro ideal para este equipo. Atrás están dando un gran nivel y Diego López es un gran portero.

Usted conoce bien a Rubi, que sale del fútbol catalán.

Rubi es trabajador, como también su cuerpo técnico. Sé de su trabajo diario. Lo que ves en el campo es lo que ellos quieren. Los jugadores disfrutan mientras juegan. Soy muy atrevido y digo que el Espanyol tiene opciones de ir a Champions. Pueden pasar un mal momento y la plantilla es algo corta, pero futbolísticamente tengo la sensación de que Real Madrid, Barcelona y Atlético estarán por encima. Pero que la cuarta plaza se la puede jugar con el Sevilla. Es una satisfacción que este tipo de entrenadores que se lo han tenido que currar lo hagan tan bien.