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BARCELONA

El Síndrome Johan Cruyff, o el fútbol que se explica

Valverde, Rubi y Eusebio evocan la figura del Flaco en el acto de homenaje que organizan “Els amics de Johan” para hablar del fútbol del holandés.

Actualizado a
El Síndrome Johan Cruyff, o el fútbol que se explica
Alejandro GarciaEFE

Johan Cruyff es Stendhal, la evocación de su futbol, de su figura y de su legado provoca una tremenda melancolía ante el desastre de la belleza perdida, que tan solo puede evocarse de palabra y donde sobran las imágenes. El impacto que Florencia le provocó al escritor francés se ha extendido en plaga en un amplio sector de feligreses que sigue reuniéndose en misas paganas como la que se oficia cada año gracias al acto de homenaje que organizan “Els amics de Johan” para hablar del fútbol del Flaco, del único fútbol que se transmite por vía oral, que va más allá del juego porque en cualquier ocasión de la vida te lleva a pensar “¿qué haría Johan ahora?”. Así son (somos) los de la secta cruyffista que celebra su akelarre anual en el auditorio Mediapro.

Actuaron como sacerdotes de la nostalgia el actual entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, el del Espanyol, Joan Francesc Ferrer, ‘Rubi’ y Eusebio Sacristán, responsable del Girona.

Dos años y medio después de su muerte, la fuerza de Cruyff es tal que en Barcelona hay bofetadas para conseguir una invitación para asistir en un acto en su memoria en la que no se proyecta ni una imagen de sus jugadas. Ni de los equipos que dirigió, ni las que hizo él como jugador.

El fútbol de Cruyff sigue siendo un elemento extraño dentro de este mundo, que se evoca como hacían los ancianos con los más jóvenes de la tribu. Es un fútbol para explicarse, seguramente para exagerarse, que creo un nuevo lenguaje que designó a los jugadores por posiciones y que fundó una corriente que únicamente es comparable al marxismo: tiene tantos discípulos que reivindican su obra como disidentes de la misma.

Pero lo que es innegable es que de la misma manera que conquistó a una treintena de tíos que un día pensaron, como confeso Valverde, que “todos decíamos que jamás íbamos a ser entrenadores, y mira ahora” sigue congregando cada año a una serie de nostálgicos afectados del Síndrome de Cruyff.