Coutinho, el futbolista que multiplicó por 40 su precio
Desde que llegó al Inter por menos de cuatro millones en 2008 hasta que fichó por el Barça por 160, variables incluidas, el brasileño se hizo un crack en el que el Inter no creyó.
Debe ser difícil encontrar un caso de un futbolista que haya multiplicado su precio de traspaso por 40. Philippe Coutinho fichó por el Inter de Milán procedente del Vasco de Gama en julio de 2008. El club neroazzurro pagó algo menos de cuatro millones de euros por un jugador que había empezado en el fútbol sala desde los seis años (Philipinho le decían). Coutinho se quedó un año en Brasil y en verano de 2009 aterrizó en Italia. Tenía 17 años recién cumplidos. Demasiado joven y demasiado poco fútbol en su primera temporada, apenas 7 partidos en un año clave en su formación. La siguiente temporada participó en 20 partidos, pero sólo jugó siete completos. Parecía demasiado poco para un jugador en dos años fundamentales.
Ahí apareció el Espanyol. Después de unos primeros meses frustrantes en Italia, comprendió que debía salir definitivamente a préstamo. El club perico consiguió su cesión y en sólo 16 partidos hizo cinco goles y demostró que era un jugador de élite. De paso, conoció el Camp Nou en un día muy singular. El Barça le metió cuatro al Espanyol. Más concretamente, se los metió Messi el día en que se escenificó la despedida a Guardiola… En la temporada 2012-13 hizo su último intento en el Inter pero en enero ya estaba harto y salió rumbo a Liverpool donde, como en el Epanyol, dejó aroma de crack. Pero a Mazzarri, como antes a Gasperini, Ranieri o Stramaccioni, les pareció demasiado importante retener al jugador. En un club descabezado, Coutinho salió rumbo a Liverpool por apenas 13 millones de euros. “Vender a Coutinho es uno de los grandes reproches que me hago de mi etapa de director deportivo en el Inter”, admitió años después Piero Ausilio, director deportivo de club interista.
Su historia en Anfield hasta su multimillonario traspaso al Barça es bien conocida. El caso es que, en menos de una década, Coutinho ha multiplicado por 40 su precio. No de mercado, que en ocasiones se fija como una entelequia, sino de traspaso. Deben mezclarse los sentimientos en Coutinho, que por una parte debe estar agradecido al club que le permitió dar el salto a Europa. Pero fue el mismo que no creyó en él. Sus fabulosas temporadas en el Liverpool permitieron que el Barça se fijase en él como sucesor de Andrés Iniesta. La fuga de Neymar y la posibilidad de que el jugador de Fuentealbilla renunciase a seguir en junio de 2018 como así sucedió precipitaron su fichaje. Eso sí, al precio que reclamó el Liverpool y que está cerca de los 160 millones de euros si bien la cifra oficial nunca se hizo pública respetando un acuerdo de confidencialidad solicitado por los reds.
Como el año pasado, Coutinho también ha empezado bien la temporada. Sus cifras vuelven a ser excelentes. Ha marcado 4 goles y ha dado 3 asistencias en 12 partidos oficiales. Valverde le ha movido en su tablero de ajedrez en los últimos partidos. Del interior que empezó la temporada (“desde el principio lo vimos como recambio de Iniesta”, dijo Robert, gran valedor de su fichaje que ya no está en el club) al extremo que hizo dos golazos al Tottenham y al Sevilla y que ahora está obligado a dar un paso más, seguramente el más difícil. Coger la bandera de Messi como líder del equipo en estas tres semanas sin el argentino. Además de su capacidad para hacer goles y asistir, a Coutinho se le pide algo más de dinámica de juego, que sea el jugador que cosa el juego y haga de enlace entre el fútbol de posesión de Busquets, Rakitic y Arthur y el vértigo de Dembélé (o Malcom) y Suárez. Después de superar aquella mili de niñez en Milán y saber cargar como está haciendo con el cartel de los 160 millones, parece que aquel Philipinho que le daba patadas al balón de fútbol sala está preparado.