NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

VILLARREAL 1- ATLÉTICO 1

Empate y gracias... a Oblak

El portero esloveno volvió a hacer paradas milagrosas y a sostener a un Atlético que se adelantó con gol de Filipe y se desinfló a partir del empate de Mario Gaspar.

Madrid
Oblak para ante Gerard en el Villarreal-Atlético.
Oblak para ante Gerard en el Villarreal-Atlético.CHEMA DIAZDIARIO AS

Sigue el Villarreal sin ganar en su campo y sigue Simeone incapaz de ganar al Villarreal. Líder por minutos, fue el espejismo de un equipo roto en La Cerámica. Empate y gracias... a Oblak. Porque el Villarreal, que ganó a los puntos, se topó con un héroe: iba de verde, lleva guantes y el 13 a la espalda.

Había comenzado el partido sin gota de lluvia y la extrañeza de que ese equipo con pantalón-azúl-casi-blanco, camiseta azul, fuese el Atleti. En realidad nunca llegó a serlo en La Cerámica. Si Calleja cambiaba el sistema, con Gerard en punta y Fornals por detrás, enfrente el Cholo posicionaba a Rodri, ya Rodrigo en el Atleti, con Thomas buscando un centro del campo de hormigón. Acabó en mazacote, en experimento fallido. La valentía del Villarreal pronto llenó de agujeros las líneas apretadas del Atleti.

Con criterio en el centro del campo, movilidad y la conexión Cazorla, Trigueros y Fornals, siempre con peligro. Una amenaza que, por dos veces, al llegar a Gerard Moreno se toparía con Juanfran. Una para desbaratar un pase a Pedraza, otra, para arrebatarle un balón en la línea de gol. El Atleti replicó con una pelota de Koke que se estrelló en la mano suelta de Álvaro. El árbitro no vio penalti ni después de consultar con el VAR. Sacaría unos minutos la cabeza el Atleti, sostenido en las recuperaciones de Rodrigo en el centro, que seguía sin lograr mezclar con Thomas. Pero ni Kalinic ni Griezmann ni Saúl inquietaron siquiera.

Calleja hurgó en la amarilla de Juanfran en el 28’, buscando vía directa a Oblak, con Jaume Costa aprovechando espacios y balones de Pedraza. Pero una vez Fornals lanzó fuera y otra Jaume Costa se topó con lo que tantos: el esloveno. Su recital llegaría tras el descanso.

Simeone dejó a Rodrigo y Kalinic en la ducha para cambiar de plan: dentro Correa y Lemar. Saúl pasó a ser la pareja de Thomas y Lemar, de Griezmann. Cinco minutos después celebraban un gol: lo marcaría el más listo, Filipe. Aprovechó que Funes Mori despejó de cabeza al larguero un centro de Griezmann. El rechace le cayó del cielo: sólo tuvo que cabecearlo plácido. A esa hora de la tarde el Atleti era líder y el imposible, ganar en La Cerámica, parecía realidad. Fue espejismo: su gol sería un accidente, en todo lo demás se vería atropellado.

En el 64’, Calleja retiró a Iturra para introducir a Bacca, después de que Gerard pudiera ser decisivo y volviera a no serlo: Fornals otra vez le dejaría solo ante Oblak para nada. Comenzaba su tiempo, el del esloveno. Y eso que al minuto de pisar Bacca la hierba, el Villarreal cantaba bingo. Y gol. Bastó que éste alcanzara la línea de fondo, centrara atrás y en el barullo, tras varios rebotes, un disparo mordido de Mario lo rozara Filipe y terminara en la red. Lo que el fútbol te da, el fútbol te quita. Quizá sólo así podría agujerearle Villarreal el traje a Oblak. Porque la salida de Bacca tumbaría al Atleti, con el Villarreal lanzado hacia Oblak a corazón abierto. Desinflaría el portero con los guantes cada una de sus muchas ocasiones.

Una vez ante Gerard, otra más, tras pérdida grosera de Thomas. Después ante Bacca, que lo hizo todo bien: corrió, fintó, pero Oblak desde el suelo le arrebató el balón con la punta de los dedos, con su mano milagro. Intentaría Bacca una rabona después para acabar hundido y lesionado. Tocado deambulaba el Atleti (de Grizi poco, de Saúl sólo derroche, de sus cambios nada), cuando Simeone hizo un extraño, Godín por Filipe: si buscaba algo no sucedió. Un último cabezazo de Lemar terminó como todos los de antes de Gerard, fuera. Cuando acabó el partido, Calleja se fue otro día más de La Cerámica sin victoria y Simeone también. Oblak era el único con motivos para sonreír en el empate.