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BARCELONA

Informe Vidal: 49,4% de minutos jugados y 13 líos en cuatro años

Llegó a disputar el 84,4% en el Leverkusen, desde 2015 lleva no pasa del 70%, la anterior temporada jugó el 47% y ésta lleva el 17,7%. Sus escándalos sí se mantienen.

Informe Vidal: 49,4% de minutos jugados y 13 líos en cuatro años
ANDREW COULDRIDGEREUTERS

El Barça fichó a Arturo Vidal el pasado 3 de agosto por 19 millones. Y sólo dos meses después no tiene claro si contrató una solución o un problema. Pese a que el chileno reiteró ayer que “es feliz”, Valverde no le pone (le ha utilizado el 17,7% de los minutos) y parte de la directiva públicamente ya no se corta a la hora de frenar sus salidas de tono. Tras sus dardos en las redes sociales después de los partidos en Londres y Valencia, el mánager general del club, Pep Segura, aseguró en una entrevista en Sport que “Vidal le faltó el respeto a sus compañeros”. Este nuevo lío confirma que el centrocampista sigue la tendencia de los últimos años y que tiene más protagonismo fuera de los terreros que dentro: desde que deslumbró al mundo en la Juvent

us hace cuatro temporadas, un rendimiento que le hizo llegar al Bayern, Vidal sólo ha disputado el 49,4% de los minutos y puede decir que tuvo más escándalos en ese tiempo (16) que títulos (8).

El rendimiento de Vidal es, actualmente, muy inferior al que le dio fama. Su adaptación a Europa fue progresiva. Al llegar al Leverkusen procedente de Colo Colo, donde ganó tres títulos seguidos, disputó poco más del 50% de los minutos. Sin embargo, después de esa primera temporada en la que hizo un gol y dio cuatro asistencias, explotó. En su primer año llegó a disputar el 84,4% de los minutos (2009-10) y participó en 31 y 33 partidos en las siguientes temporadas de los 34 que tiene la Bundesliga. En la Juve (2011-2015) mantuvo ese equilibrio, llegando al 78,6% de los minutos y nunca bajando del 70%, con 33, 31, 32 y 28 participaciones en la Seria A y con despliegues físicos como el del Bernabéu en Champions le permitieron ganarse una renovación. Desde entonces, sus números han ido a menos, pese a que él no reconozca una realidad que también le han modificado las numerosas lesiones: “En mi posición soy el mejor del mundo”, dijo el 22 de enero de 2014.

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En estos últimos cuatro años, con el Bayern jugó en su primera temporada 30 de los 48 partidos, el 67,1% de los minutos. En la segunda, repitió con 27 encuentros de 41 (65,4%) y en la tercera no llegó ni al 50% de los minutos: únicamente disputó 22 partidos de la Bundesliga. Su llegada al Barça, tras la caída de Roma de la campaña pasada, pareció que iba a servir como la solución de Valverde para el centro del campo. Sin embargo, Arthur le ha pasado por delante. Vidal sólo ha disputado el 17,7% de los minutos (176 de 990) y, además, ha dejado malas sensaciones. El técnico apostó por él en varios partidos para asegurar el resultado y, no sólo su salida empeoró la imagen y la seguridad del equipo, sino que también se le vio perdido por el campo. Una asistencia a Messi frente al Girona es la única señal de que aún quedan grandes cosas del buen jugador que fue. En sus dos únicas titularidades, Valverde lo tuvo que cambiar al comenzar el segundo tiempo.

Noticia fuera de los terrenos de juego

Lo peor para Vidal no es que su rendimiento haya ido a menos. La preocupación en el Barça es que sus líos extradeportivos sí se mantienen. Si en 2007, cuando Vidal y otros compañeros se enzarzaron en una pelea con un policía tras caer en el Mundial Sub-20 de Canadá (fueron detenidos), se dijo que eran cosas de la juventud. Así se justificó también su participación en el "Puertoordazo", en la Copa América de Venezuela, cuando se excedió en la celebración del pase a cuartos y le encontraron bebido en Puerto Ordaz, supuestamente acosando a las camareras y lanzándoles jamones. Un incidente que le costó el puesto al seleccionador. Vidal repitió escándalos en noviembre de 2011, en el llamado "Bautizazo", junto con Jara, Carmona, Beausejour y Valdivia, quien aprovechó un permiso de Borghi para bautizar a uno de sus hijos. Los cuatro volvieron en malas condiciones, fueron expulsados y castigados con veinte partidos sin poder jugar por su selección, aunque al final se les redujo el castigo. Sus líos se han seguido multiplicando en estos años de bajón.

En octubre de 2013, en medio de la fiesta por la clasificación al Mundial de Brasil, Vidal ya perdió el vuelo en que le debía llevar a Italia y Conte lo tuvo que dejar tres partidos en el banquillo y le multó. En el Mundial de 2014 se enfadó con Sampaoli por cambiarle. También tuvo un encontronazo con la policía en Italia en una discoteca de Turín a las 05.30 de la madrugada. En la previa del Juve-Roma se retrasó al entrenamiento y Allegri no lo puso en el once mientras los dirigentes le sancionaron económicamente. También tuvo un espectacular accidente con su Ferrari recién comprado el 17 de junio de 2015. Empezó diciendo que “no era su culpa” pero luego tras, desvelarse que había dado positivo en la prueba de alcoholemia y que había estado antes en un casino, pidió perdón entre lágrimas, acudió a los juzgados y acabó haciendo trabajos para la comunidad.

Ha habido más. El 20 de junio de 2015 le pillaron sacando el móvil en pleno partido para hacerse un selfie en el banquillo de Chile. En febrero de 2016 demandó a ‘Sport Bild’ por (supuestamente) mentir porque se había escapado del stage en Qatar y haber llegado ebrio con Ribery. Guardiola les perdonó tiempo después. El 4 de septiembre de 2016 se encaró con Pizzi en un entrenamiento por no pitar el partidillo a su gusto. Los medios de su país desvelaron una mala relación Alexis que él desmintió. En el Bernabéu tuvieron que sacarle del estadio varios agentes tras un partido polémico sobre el que luego sentenció años después (“Con el VAR tendría dos Champions más…”). En Portugal denunciaron unos supuestos insultos a Cristiano en 2017 y llegó a encararse seriamente con Kimmich, su compañero de equipo en el Bayern, en un Alemania-Chile. Hace un año también tiró con bala a la afición (“Ahora deben estar felices los mala leche; queda poco para irme”) y poco tiempo después la suegra de Claudio Bravo, su compañero de selección, sentenció: “Vidal llegaba borracho”. Hasta tuvo que ver cómo su padre fue investigado por posesión de cocaína y cómo un cuñado suyo murió en trágicas circunstancias. A Barcelona llegó con fuerza (“Quiero ganar tres Champions seguidas”) pero, de momento, lo que podría encadenar ante el Sevilla son tres partidos sin ser titular.

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