Loren certifica el dominio bético
El idilio del Betis en Montilivi, visto el partido, no es una casualidad. El equipo de Setién, que solo conoce la victoria en el campo del Girona, fue netamente superior a su rival.
Desde el minuto uno quedó claro que el balón iba a ser del Betis, tanto por la insistencia verdiblanca en no rifarla como por la renuncia evidente del Girona. Eusebio planteó un partido conservador, tratando de robar apretando a los centrales del Betis y, en caso de no lograrlo, cerrarse atrás. El primer supuesto no sucedió ni en una sola ocasión, mientras que el segundo fue la tónica. El Betis monopolizó la posesión y el juego y se acercó a la meta de Bono sin ponerle en demasiados aprietos. Canales, con conducciones largas tras liberarse de la presión y Loren, que tuvo un par de remates, fueron los únicos en inquietar al meta local. Por parte del Girona, en la parcela ofensiva, prácticamente nada. Douglas disparó desviado desde fuera del área y Alcalá remató, forzado y fuera, un córner.
El Girona decidió arriesgar un poco más tras el descanso, asumir más protagonismo y adelantar a la defensa. Le sirvió para tratar de tú a tú al Betis por primera vez en el partido, pero el efecto duró poco.
Los verdiblancos, de la mano de Canales y Guardado, fueron haciéndose otra vez con el control del choque hasta que llegó el gol de Loren. En un ataque posicional, Boudebouz encontró en banda a Francis para que este centrara al corazón del área. Y la alegría, por poco, les dura un minuto. Stuani, en una magnífica jugada dentro del área, disparó a la base del palo. Con el marcador en contra Eusebio realizó un doble cambio y alteró el sistema, pero no logró sus objetivos: ni el equipo tuvo más el balón ni Portu o Stuani remataron a puerta. Además, el equipo se sintió incómodo. El Betis, en cambio, siguió a lo suyo: les anularon un gol por fuera de juego y Joaquín disparó al palo. En los instantes finales, eso sí, el Betis sufrió para mantener la victoria ante dos ocasiones de Stuani y Doumbia.