Bale deja huella
Desde el último Clásico de la temporada pasada, el galés ha marcado o asistido en todos los partidos que ha jugado con el Real Madrid.
Gareth Bale está de dulce. La marcha de Zinedine Zidane devolvió la sonrisa al galés y la de Cristiano Ronaldo le cargó con una nueva responsabilidad. Entre él y Benzema tendrían que encargarse que suplir parte de la producción goleadora que antes generaba el portugués. Y el británico está respondiendo con creces y una aportación continua.
En todos los partidos oficiales disputados por el Real Madrid esta temporada, Bale ha marcado o asistido, cuando —como contra el Girona— no ha hecho ambas cosas. Una relación en racha con el gol que se prolonga desde el último Clásico de la temporada pasada, en el que marcó el gol que dio el empate (2-2) al equipo blanco en el Camp Nou. Desde entonces ha marcado diez goles y dado tres asistencias en una decena de partidos.
Todo en un momento en el que Bale ha recuperado la confianza que fue perdiendo con Zidane y que tocó fondo en el tramo final de la campaña pasada, cuando apenas contó para el técnico francés en los partidos decisivos de Champions. Sus gestos y su indolencia en las oportunidades que disfrutó en Europa terminaron por condenarle para hacer hueco a Isco y Asensio. Mientras, aprovechaba los fines de semana en Liga para hacer una segunda vuelta prolífica en goles (12). Y acabó reivindicándose con esa chilena que quedará como icono de la final de la Decimotercera.
El tumultuoso verano blanco le asignó un papel preponderante en el nuevo Madrid de Lopetegui y Bale ha respondido desde el principio. El primer partido de pretemporada contra el Manchester United, con el que tanto tiempo se le relacionó, ha sido su única mácula. Después ha marcado a todos los rivales, amistosos y oficiales, salvo a Atlético y Athletic, partidos en los que dejó su sello con una asistencia.
Su techo con el Real Madrid está en la temporada de su llegada (la 2013-2014), cuando a las órdenes de Ancelotti marcó 22 tantos y dio 19 pases de gol. Una campaña en la que Bale dejó su sello en dos finales con la cabalgada que dio al Real Madrid la Copa del Rey contra el Barcelona y el 2-1 en Lisboa que encarriló la Décima en la prórroga contra el Atlético.
