Rolan aporta luz al galimatías de la banda izquierda del Leganés
Debutó como titular en ese costado ante el Villarreal. Fue el que más regateó, pero también aportó en defensa. Faro de esperanza entre los problemas por las lesiones de Szymanowski y Arnáiz.
Mauricio Pellegrino ha comenzado la temporada en el Leganés con tinieblas en la banda izquierda. Antes del cierre del mercado era una de sus preocupaciones. Después, también. Las lesiones de Szymanowski (recién reoperado) y Arnáiz (podría volver en octubre o noviembre) forzaron al club al fichaje in extremis de Sabin Merino. Pero sin el ex del Athletic aún adaptado a los mecanismos del equipo, el Flaco tiene que buscar soluciones de garantías para ese costado. Diego Rolan apunta a apuesta fiable. Ante el Villarreal fue luz entre interrogantes.
Debutó de titular y jugó bien. Muy bien. En ataque y defensa. La primera virtud, como la valentía en los soldados, ya se le presuponía. Delantero polivalente (es diestro, pero destaca en cualquier ala), se sabe que tiene mariposas en las botas. Fantasía, vaya. Facilidad para el desborde y la llegada que le hizo destacar en el Girondins y ser el mejor el curso pasado en el Málaga.
Sucede, sin embargo, que Rolan también defendió muy bien contra el Villarreal. Pegado constantemente a Jonathan Silva, el lateral zurdo, el mapa de calor del uruguayo lo delata. Mientras que en sus anteriores actuaciones desde el banquillo el chivato térmico lo dibujaba más como extremo, ante el Submarino le delató como perfecto volante volcado a la izquierda. Desde ahí fue importante en hacer que Silva cuajase uno de sus mejores partidos defensivos del curso. Fue clave en las ayudas. Un gregario perfecto.
Líder en regates
Pero tanta brega mirando a su espalda no evitó que destacase en ataque. Fue, por ejemplo, uno de los que pepineros que mejor balance tuvo entre número de pases (29) y acierto (86,2%). Probó dos centros y tiro dos veces a puerta. Una de ellas, la que provocó el penalti por manos de Mario que falló Carrillo.
Con todo y con eso, lo que mejor sabor de boca dejó fueron sus regates. Hizo cinco. El que más lo intentó en su equipo. También en todo el partido. Alguno precioso. Caños incluidos. Recital que terminó en el 72’, cuando Pellegrino lo sentó seguramente por cansancio. Rolan había completado algo más de una hora de gran fútbol. Y todo en la banda izquierda. La de las tinieblas. En la que ahora él aporta luz entre la oscuridad.
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