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NÀSTIC 1-OSASUNA 0

Manu del Moral le da vida al Nástic ante un buen Osasuna

El conjunto catalán coge aire con la primera victoria del curso. Los rojillos, que mandaron al inicio del encuentro, se desdibujaron tras el descanso.

Manu del Moral le da vida al Nástic ante un buen Osasuna
LaLiga

Han tenido que pasar cinco partidos oficiales pero por fin el Nàstic pudo saborear las mieles de la victoria. Una victoria sufrida, trabajada y en la que aprovechó las flaquezas del rival para llevarse los tres puntos. Osasuna, que sumó su tercera derrota seguida fuera de casa, se quedó sin ideas y sin fuerzas tras el descanso.

En inicio fulgurante del Nàstic, más por ganas que por fútbol, se apagó a las quince minutos. Dispusieron de alguna acción medianamente clara y encontraron como hacerle daño a Osasuna buscando la espalda de Clerc y Nacho Vidal. Pero nada más. Los visitantes avisaron en el 18' con la que fue quizás la acción más clara de los primeros 45 minutos: Becerra le sacó un mano a mano a Rubén García. La jugada fue, en esencia, el paradigma de la primera parte. Tanto Rubén García como Brandon vivieron constantemente a la espalda del doble pivote y ahí, entre líneas, hicieron daño. Los locales, sin ideas, apenas contactaron con Luis Suárez o Manu del Moral, mientras que Albentosa y Cadamuro tuvieron muchos problemas para sujetar a Brandon.

La intensa lluvia ralentizó y aumentó la imprecisión en el juego pero en líneas generales el Nàstic dio un paso adelante.  Y Osasuna otro atrás. Los grana empezaron a pisar cada vez más terreno visitante y, a la que rondaron a los centrales, los incomodaron. La línea de tres de Osasuna sufrió mucho para mantener a raya a la delantera del Nàstic y nada pudieron hacer en el gol local: tras asistencia de Tete Morente, Manu del Moral marcó con un disparo a la base del palo.  La colaboración de Aridane, que tiró mal el fuera de juego, fue inestimable en el gol grana.

Con poco más de 15 minutos para el final Osasuna rondó sin ideas la meta de Becerra. Llegó con centros laterales, pero entre Fali y Djetei despejaron uno tras otro todos los balones. El Nàstic perdió todo el tiempo que pudo, estiró el campo y guardó con celo su valioso botín.

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