Hoy se cumplen 60 años del debut de Puskas con el Madrid
El gran delantero magiar vistió de blanco desde 1958 a 1967, jugando 262 encuentros y marcando 242 goles, lo que le da una media de 0,90 goles por partido
Fue en el estadio Insular de Las Palmas. El 14 de septiembre de 1958, en la primera jornada de Liga 1958-1959. Se enfrentaban Las Palmas y el Real Madrid, entonces campeón de Liga y de Europa. Ese verano, los blancos se habían reforzado con Ferenc Puskas (02-04-1927, Budapest, 17-11-2006, Budapest), un excepcional futbolista húngaro que llegó pasado de kilos (12 más de los que debería pesar) y sin jugar al fútbol desde hacía 18 meses (arrastraba una sanción de la FIFA por haber desertado tras ser invadida Hungría por la URSS).
Tras haber jugado en Sudámerica una serie de partidos amistosos, Puskas debutaba en partido oficial. Era el inicio de su segunda etapa como futbolista. Le acompañaban Alonso; Atienza, Marquitos, Lesmes; Santisteban, Zárraga; Kopa, Rial, Di Stéfano y Herrera. Los blancos ganaron 1-2, remontando un tanto inicial de Padrón, logrado en el primer minuto de juego. Rial fue el autor de los dos goles madridistas, logrados nada más arrancar la segunda parte.
Apenas le bastaría una semana para acallar a todos sus críticos. En la segunda jornada, en su estreno en el Bernabéu, Puskas dio una exhibición desde su puesto de interior izquierda. Marcó tres goles (el primero lo tienen arriba en la imagen), siendo dos de penalti y uno de cabeza (“Fue muy difícil. El terreno de juego estaba embarrado y apenas se podía saltar”, recordó en su libro Puskas sobre Puskas). Pero allí en Las Palmas comenzó una carrera que le llevó a jugar 262 partidos y marcar 242 goles (0,92 goles por partido), conquistar cinco Ligas, tres Copas de Europa (marcó cuatro goles en la final de 1960 ante el Eintracht, y otros tres al Benfica en 1962, aunque los lisboetas acabaron ganando 5-3), una Copa de España (marcó los dos goles que le dieron el triunfo a los blancos 2-1 ante el Sevilla en 1962) y una Copa Intercontinental (hizo un doblete al Peñarol uruguayo), ganarse el cariño de todos los aficionados blancos, que le bautizaron como Cañoncito Pum, y ser considerado uno de los mejores jugadores de la historia. Porque Puskas quizá fuese el delantero más zurdo, el más gordo... pero sobre todo, fue un gran goleador hasta su marcha en 1967.