A falta de juego, Rubén Castro
El de La Isleta, pichichi, suma 5 goles en los 4 primeros partidos. La Unión Deportiva se agarra a la figura del ‘7’ para no perder comba y ganarse en el césped la condición de favorito.
Tan menudo él, apenas 169 centímetros sobre el suelo, la figura de Rubén Castro se agranda como ninguna otra dentro de Las Palmas en este inicio liguero. Con las lagunas propias del comienzo de la temporada, apenas cuatro partidos y 16 fichajes en el zurrón (17 con la recuperación de Araujo), la Unión Deportiva tiene mucho menos juego que puntos, 8 sobre 12, pero goza de una inmaculada salud ofensiva gracias al de La Isleta.
Volvió Rubén a Las Palmas 14 años después con la vitola de ser el máximo realizador de un club histórico como el Betis, y tras los dos goles que le marcó el viernes al Nástic se sitúa ya, con 121, como el tercer máximo goleador de la historia de Segunda División, apenas superado por Nino (181) y Abel (155).
Discutido.
Tan discutido como estaba por buena parte de la afición de Las Palmas, que le reprochaba actitudes poco elegantes con el club que le dio su primera oportunidad, Rubén se ha congraciado con la tropa a base de goles, insultante su facilidad para generar peligro, evidencia extrema de un jugador de categoría superior. Ante el Reus hizo dos, anotó uno contra el Albacete y contra el Zaragoza no lo hizo de milagro.
Por si fuera poco, ante el Nástic dio un recital. No es que aparezca mucho, pero cuando lo hace destroza al rival tanto como el que más. Astuto como ninguno, provocó la expulsión de Arzo que cambió el partido y, cuando todo invitaba al 0-0 al descanso, metió el psicológico 1-0. Ya en el segundo tiempo, con el viento a favor, metió la cabeza para reventar dentro de la portería de Bernabé una delicia aérea de Álvaro Lemos. Dos goles más para un zurrón que cada día pesa más.
Descanso antes del doble compromiso
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