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REAL SOCIEDAD

Las claves del gran debut de Garitano en la Real Sociedad

El técnico de Bergara cambia la fisionomía del equipo txuri-urdin, que pasa de querer el balón a ser más práctico y competitivo. De momento, buen resultado.

Los jugadores de la Real Sociedad festejan un gol durante su partido ante el Villarreal.
Ángel SánchezDIARIO AS

Dicen que bien está lo que bien empieza. Algo así deberá estar pensando Asier Garitano de su debut como técnico de la Real Sociedad. Ha sido un estreno a lo grande, remontando en un escenario tan complicado como el Estadio de la Cerámica (1-2), pero que también deja dudas en cuanto al entramado defensivo, porque los donostiarras concedieron demasiadas facilidades que por fortuna no fue capaz de aprovechar el Villarreal. Así que el dicho inicial tiene matices que conviene poner de relieve y, sobre todo, que el entrenador de Bergara vaya puliendo más pronto que tarde, porque sino este tipo de victorias será complicado que sigan llegando.

Pero con todo eso, y a pesar de esos errores defensivos, la Real ganó en el Estadio de la Cerámica, y eso es lo que queda. Queda para dar tranquilidad al trabajo que lleva haciendo Garitano desde la pretemporada, para culminar su obra, y para dar confianza precisamente en ese trabajo concienzudo y milimétrico que se lleva haciendo desde hace semanas en Zubieta. Habrá que adaptarse a la nueva Real de Villarreal. Esa que es capaz de ganar también cuando no juega tan bien, cuando no tiene más la pelota que el rival, cuando tiene dos ocasiones y las aprovecha, cuando saca petróleo de los errores infantiles de su rival. Es la nueva Real de Garitano, que todavía debe pulirla bastante. Pero con victorias será más fácil. Y esta del Estadio de la Cerámica vale su peso en oro. Son tres puntazos, por el lugar donde llega (allí la Real ha rozado el ridículo muchas veces en los últimos años), y porque supone borrar de un plumazo las dudas que parecía haber generado el equipo realista en pretemporada.

Porque la victoria en Villarreal tiene muchas lecturas. La primera, que la Real supo levantarse en el peor momento del partido. Cuando perdía 1-0, y parecía perdida, con la sensación de que podía incluso salir goleada de allí. Su puesta en escena no fue nada buena. Pero sobrevivió, y recibió su premio. Inesperado, pero bien aprovechado. Un error garrafal de Funes Mori, que le dio el balón a Willian José, que no es de los que desaproveche regalos. Y a partir de ahí creció. Hasta debió irse ya ganando al descanso, porque le anularon de forma injusta un gol legal de Oyarzabal. El VAR no funcionó esta vez.

Pero la remontada llegó en la segunda parte. Garitano, que sí es de lo que lee los partidos y mueve el banquillo, quiso agitar la coctelera, en busca de cambiar algo. Y lo consiguió. Quitó a Merino con su discreto debut en Primera, y a Pardo, que estuvo voluntarioso pero apagado en la mediapunta, para meter a Zurutuza y Juanmi. Pólovora y lógica. Porque la Real se parecía algo más a la que más se ha visto de Garitano en verano. Y así llegó la remontada. Ayudada por otro error defensivo del Vilarreal. Esta vez Álvaro dejó un balón muerto en la frontal que aprovechó Oyarzabal para servir a Juanmi, que marcaba un buen gol. El 1-2 era un gran premio, quizá más de lo merecido. Pero Garitano no estaba dispuesto a desaprovecharlo. Y viendo que los errores en defensa seguían, leyó el partido y terminó con cinco defensas. Pero como ya lo ha probado en pretemporada, sus jugadores leyeron perfectamente el cambio, e interpretaron que había que sobrevivir los últimos minutos. Y lo hicieron. Rulli fue el Rulli que conocemos. Y la Real de Garitano comenzó ganando. Y eso, a pesar de que necesita mejorar, es una gran noticia.

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