Los jugadores del Barcelona celebran un gol durante el trofeo Joan Gamper.G3-CATGTRES
Arranca el Barça este sábado ante el Alavés LaLiga y lo hace con la obligación de defender el título, lo que le obligará a ciertos propósitos en el arranque.
Seguridad. Cuando más débil se sentía después del adiós de Neymar, para el Barça fue fundamental la temporada pasada encontrar estabilidad defensiva en los primeros partidos de Liga en los que apenas encajó goles: 2-0 al Betis, 0-2 al Alavés, 3-0 al Espanyol, 0-3 en Girona. Desde la seguridad creció y abrió renta con sus seguidores.
Factor sorpresa. Hay mucha expectación con el primer once de Valverde. La opinión general es que este curso el técnico tiene más variantes y podrá jugar más con las alineaciones e incluso con los sistemas. Todo eso, manteniendo los equilibrios en los que siempre insiste el Txingurri y que le parecen tan interesantes.
Messi, vida sin Cristiano y a por Zarra. Su temperatura es la del Barça. Su aparición en público este miércoles en el Gamper encendió a la afición. Marcó como objetivo la Champions, pero él siempre ha sido un jugador de regularidad y es difícil pensar que se abandonará en LaLiga. Habrá que ver si le afecta en algo no tener a Cristiano al otro lado del puente aéreo. Si quiere ponerse metas, sigue teniéndolas. Messi persigue el sexto trofeo de máximo goleador de LaLiga que sólo tiene Zarra.
Calma social. El Barça arrancó la temporada pasada con una amenaza de moción de censura de Agustí Benedito que se diluyó como un azucarillo. También con el adiós de Neymar y con la complicación del contexto político en Cataluña. El Barça fue capaz de resolverlo con la naturalidad que le puso Valverde y la madurez del vestuario.
Espectáculo. Aunque tuvo días de gran fútbol como en el Bernabéu, el Barça fue un equipo más ético que estético y más práctico que bello la temporada pasada. Hubo momentos en que la crítica exigió que el equipo soltase amarras en lo posible y fuera más fresco. Jugadores como Dembélé o Malcom pueden ayudar en ese propósito.
