El croata se encuentra este sábado con el Barça en Santa Clara. Al lado de Gattuso busca relanzar la carrera estancada y nómada del que bautizaron como Messi del Adriático.
Una gran puerta se le ha abierto este verano a Alen Halilovic (18-6-1996, Dubrovnik). El gran Milán ha pagado 2,5 millones al Hamburgo con la esperanza de relanzar una carrera nómada y estancada de un jugador al que un día llamaron el Messi del Adriático. Firmado por el Barça en 2015 atraído por su magnífica pierna izquierda y sus destellos que le hacían recordar al argentino en la conducción, el manejo y el disparo, Barcelona se le hizo gigante al futbolista. Su adaptación fue compleja. Muy influido por su padre, Sajed (ex jugador profesional, entre otros equipos del Valladolid), sus intentos en el filial fueron un quiero y no puedo y no hizo los méritos para asentarse en el primer equipo. Eso le causó frustración. Se volvió disperso y se abandonó en medio de la preocupación del club, que empezó a buscarle destinos.
En los últimos tres años, Halilovic ha pasado por Sporting, Las Palmas y Hamburgo. En ningún sitio ha sido capaz de funcionar y, peor aún, los equipos donde jugaba descarrilaron. Debutante precoz con la selección croata (jugó su primer partido sin haber cumplido los 17 años, el más joven de la historia), su trayectoria errática le ha privado de estar en la mejor actuación de la historia del joven país, finalista del Mundial.
La oferta del Milán sólo puede considerarse, pues, un regalo para Halilovic, que habló con ex compañeros como Kevin Prince Boateng y Aquilani antes de unirse al club rossonero. Es una oportunidad inmejorable de regresar a un club con glamour. Posiblemente, sin haberlo merecido. Esta noche se encuentra en Santa Clara con viejos compañeros. Para los nuevos chicos de La Masia, la historia de Halilovic es un buen aprendizaje. El talento no es suficiente si no se trabaja. No se desarrolla y se estanca. Quién sabe si Halilovic tiene tiempo de remontar y encuentra el norte en Lombardía.