El Tenerife golea en su primer amistoso de verano
Con dos goles de Acosta y otro de Malbašič, los de Etxeberria superaron al Marino. Se estrenaron los únicos dos fichajes: Joao y Undabarrena.
El Tenerife no tuvo demasiados problemas para golear en su primer partido de pretemporada. Los de Etxeberria, con los estrenos de Joao y Undabarrena, golearon por 3-0 a un Marino que, por momentos, le puso en apuros.
Como era de prever, fue el equipo de Segunda División el que dominó en los primeros minutos. El colombiano Joao, uno de los dos fichajes para la nueva temporada, se mostró muy inquieto por la banda izquierda. El conjunto sureño, por su parte, se defendía con orden y trataba de sorprender a la contra.
La apertura del marcador llegó gracias a una buena combinación entre Juan Villar y Juan Carlos Real: a un toque, el exRecreativo habilitó al gallego quien llegó a la línea de fondo y centró al área chica para que Malbašič empujara a la red. El serbio tuvo el segundo minutos después, pero el meta David le tapó su remate hasta en dos ocasiones con paradas de mérito.
El conjunto de Zeben Hernández no se vino abajo y trató de inquietar a la defensa blanquiazul a base de buenos toques y con el eterno Jonathan Sesma (ex Cádiz, Córdoba o Valladolid) como referente. Fue el grancanario quien generó la primera ocasión, pero su compañero Zeben remató alto. Fueron los momentos de más agobio para los de Etxeberria.
Tras el descanso, el Tenerife sacó un once prácticamente nuevo en el que debutó el vasco Undabarrena. Pronto estuvo por llegar el 0-2 cuando al meta David casi se le escurrió el balón tras una falta lanzada por Acosta. En la siguiente acción sí acertó el hondureño quien superó al portero local después de que le tapara un buen cabezazo.
Alberto germinó el tercero cuando se sacó de encima a varios rivales, cedió a Paco Montañés quien vio en él área a Acosta que, se media vuelta, superó por bajo a David. De allí hasta el final, el encuentro ya no tuvo tantas emociones y terminó dejando buenas sensaciones para ambos técnicos porque el Marino, pese a la derrota, nunca se entregó.
