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OCTAVOS | FRANCIA - ARGENTINA

Argentina se aferra al Mundial por el tesón de los más veteranos

Argentina sigue en carrera. Messi continúa en el Mundial. Mascherano vuelve a poner su sangre y todos, a exprimir su sudor y bañarse en lágrimas.

Los argentinos siguen creyendo en Messi.

El rostro de Javier Mascherano volvió a ser el símbolo de una selección y de un grupo de jugadores que a falta de funcionamiento y coherencia pone el corazón en la cancha y deja el alma por aferrarse a su sueño. Argentina superó la más complicada primera fase de los últimos cuatro Mundiales.

El partido ante Nigeria mostró los altibajos futbolísticos que ya son patrimonio de un equipo con más dudas que certezas, pero a diferencia de lo ocurrido ante Croacia enseñó también la indestructible voluntad de esta generación por estirar todo lo que pueda la ilusión de retirarse con un título. O como mínimo, de no despedirse por la puerta de atrás, un adiós que no merecían los Messi, Agüero, Biglia, Higuaín y Di María.

Esta vez aparecieron en San Petersburgo la rebeldía, el orgullo y la rabia que habían hecho mutis por el foro el jueves pasado en Nizhny-Novgorod. Y en ese punto, no hubo desfallecimiento alguno a través de los 90 minutos. Antes y después de la imprudencia de Mascherano, Argentina se aferró con uñas y dientes a la posibilidad de ganar y seguir en carrera.

El excelente desempeño de Banega en los 30’ iniciales, asumiendo con decisión la conducción del juego hizo que surgieran asociaciones y movimientos hasta ahora desconocidos. Con simpleza e inteligencia, el hombre del Sevilla fue invitando a Enzo Pérez, Di María, Mascherano, Tagliafico, Higuaín cuando se tiraba atrás, y básicamente a Messi a tejer cadenas de pases que esta vez tuvieron sentido y vocación de ataque.

Argentina, vigente subcampeón, sigue en carrera. Messi continúa en el Mundial. Mascherano vuelve a poner su sangre y todos, a exprimir su sudor y bañarse en lágrimas. ¿Hasta cuándo?