Villalibre jugará en el filial si no convence a Berizzo
En el caso de que se quedase cortado en la pretemporada del Athletic, bajaría de nuevo al Bilbao Athletic para estar a caballo entre el filial y el primer equipo. Se descarta una cesión.
Asier Villalibre ya ha llegado de sus vacaciones y se prepara a conciencia en el gimnasio para llegar a punto el lunes 9 de julio, donde se presentará a filas en la pretemporada que gobernará el técnico argentino Eduardo Berizzo.
El nuevo míster del Athletic quiere ver in situ las bonanzas del Búfalo de Gernika, del que tiene excelentes referencias, antes de tomar una determinación. La oferta en la delantera no es amplia, con los Aduriz, Williams, Sabin Merino y Guruzeta, por lo que Villalibre puede tener ciertas posibilidades. En el caso de que quedase finalmente cortado, el destino planteado y consensuado desde el organigrama de Lezama que encabeza el director deportivo, José Mari Amorortu, es claro: bajar de nuevo al Bilbao Athletic y echar un cable. Durante el curso podría surtir al primer equipo en caso de necesidad mientras se foguea en el equipo de Gaizka Garitano, que estaría encantado de poder contar con su poderío en su plantilla de Segunda B. La cesión a un club de Segunda queda descartada. Villalibre acaba contrato en junio de 2019 y se espera pulsar su rendimiento en los próximos meses con perspectiva suficiente.
Se entiende que Villalibre puede rendir mucho más arropado con los suyos que alejado de su entorno, donde este último curso no lo ha pasado demasiado bien. La distancia y la suplencia le ha pesado como una losa.
Un Villalibre, de 20 años, que ya debutara en el primer equipo con Valverde en el banquillo y que estuvo jugando ya en el Numancia lo últimos ocho partidos de hace dos campañas, con un notable rendimiento a las órdenes de Jagoba Arrasate. Las últimas dos cesiones, combinando el Real Valladolid, donde se topó con el killer Jaime Mata en la delantera, y ya desde enero (donde se planteó traerlo ya a Lezama) en un Lorca casi desahuciado, con la inercia del descenso, no contribuyeron precisamente a deslizar la mejor versión de Villalibre.
Experiencias que le han servido para madurar, pero en las que no ha terminado de explotar. Berizzo le quiere testar y en caso contrario que se convierta en la referencia atacante del filial rojiblanco. El caso es que juegue, que no abandone su hábitat, y que termine de combustionar. Villalibre es una de las perlas de Lezama al que le falta solo el último empujón.
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