Pacheta redondea el éxito de entrenadores con arraigo perico
Su ascenso con el Elche se suma a los de Rubi y Sergio a Primera y el de Gallego a Segunda B, y a los éxitos personales de Pochettino y Valverde.
Va para dos décadas que dejó el Espanyol, en 1999, y ni Sarrià existe ni juegan ya los pericos en Montjuïc. Pero un grito resuena todavía en el imaginario colectivo. El “¡¡¡Pacheta!!!” de José Antonio Camacho, desde la banda, en pleno partido. Es, no en vano, una historia de banquillos, de entrenadores con arraigo perico que están triunfando, de nuevo, en el mundo del fútbol.
José Rojo, Pacheta, es el último exponente, gracias al ascenso a Segunda A con el Elche que certificó este sábado, ante el Villarreal B (2-0 y 2-1), lo que le ha convertido en el héroe de los ilicitanos. Llegó al Martínez Valero el 27 de febrero como tercer entrenador de la temporada, ahí es nada, con el objetivo incierto de acceder a los playoffs. Y, lejos de vacilar con tan alta meta, lo ha alcanzado sin haber perdido ni uno solo de los 16 partidos en que dirigió al Elche, salvo el último, claro: una derrota dulce. Se estrenará el próximo curso en la categoría de Plata tras haber entrenado con anterioridad ya en Segunda B (Oviedo, Cartagena y Hércules) e incluso en Primera, al Numancia, además de aventuras tan exóticas como productivas, en el Koronoa Kielce polaco y el Ratchaburi tailandés.
El ascenso de Pacheta pone la guinda a un final de temporada prolífico en saltos de categoría para entrenadores con clara identificación blanquiazul. El anterior en conseguirlo fue Sergio González, quien como Pacheta tomó las riendas de un Valladolid apurado a ocho jornadas del final, que perdía ya el último tren de las eliminatorias para subir a Primera: no solo lo clasificó sino que ha devuelto al Pucela donde le corresponde tanto al club como al propio entrenador, en su primera experiencia desde que dejó el banquillo perico.
Pero el primer técnico que este curso ascendió a Primera fue Joan Francesc Ferrer, Rubi, tras completar una temporada de ensueño con el Huesca, un conjunto confeccionado para luchar por eludir el descenso. Su impecable desempeño le ha llevado, no en vano, al banquillo del Espanyol las dos próximas temporadas.
Hicieron historia
Y si de ascensos se trata, no se puede obviar ni mucho menos a David Gallego, capaz de compaginar los mandos de un Espanyol B que hizo historia en el Grupo V de Tercera por puntos y jornadas sin perder con un primer equipo al que dirigió en cinco partidos con la consecución de 13 puntos sobre 15 posibles. Gallego, que ha devuelto al filial a Segunda B un año después de bajar, ha renovado por dos temporadas y su mérito es tal que, aun tras el blindaje, lo sitúan en la prensa andaluza en el radar del Córdoba, uno de los clubes donde más brilló como futbolista.
Otro éxito, más personal aunque también fruto del colectivo, es el de Mauricio Pochettino. El hispanoargentino dio el salto a la Premier League apenas un mes después de abandonar el Espanyol, y del Southampton pasó a un Tottenham en el que lleva ya cuatro temporadas y al que ha devuelto a disputar regularmente la Liga de Campeones e incluso a pugnar por el título liguero. Por ello, ha sido renovado hasta 2023 y hasta el Real Madrid pensó en él tras la dimisión de Zinedine Zidane.
Y sería imposible cerrar este repaso sin mencionar a Ernesto Valverde, que ha vuelto a sumar títulos como entrenador (el primero fue la Supercopa de España, con el Athletic) en su primera temporada al frente del Barcelona, tras haber hecho escuela, entre otros clubes, en un Espanyol al que situó en la final de la Copa UEFA, en 2007. Un cambio de bando que ya experimentó como jugador sin que ello haya mermado el aprecio que, por su honestidad y bonhomía, le tributa el pueblo perico.
