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REAL ZARAGOZA

El efecto Romareda

El Zaragoza se jugará su pase a la final del playoff ante una afición totalmente entregada. El estadio apunta al lleno y el zaragocismo ya se ha citado a las 16:15 horas para recibir al equipo.

La Romareda presentó un tifo espectacular frente al Sporting.
ALFONSO REYESDIARIO AS

El Real Zaragoza se juega seguir soñando en La Romareda y La Romareda no fallará. Quedan menos de mil entradas a la venta, todas ellas en la zona de Preferente, por lo que el estadio apunta al lleno y hoy ya podría colgarse el cartel de 'no hay billetes'. Casi 35.000 almas que son conscientes de la importancia del encuentro y que se dejarán la garganta para apoyar a su equipo y presionar al rival y al árbitro. Como contra el Huesca, el Sporting o el Valladolid. Puede que incluso más. Y ya se sabe lo que pasó en aquellos partidos. Es el efecto Romareda, tan determinante a lo largo de la historia del Real Zaragoza.

Y no sólo será el ambiente que se viva dentro del estadio, con himno a capela incluido a la salida de los jugadores. También habrá que tener muy en cuenta todo lo que suceda antes del encuentro en los exteriores de La Romareda, comenzando por la fan zone que se instalará en la Sala Multiusos del Auditorio. Pero el momento cumbre llegará a las 16:15 horas, cuando la afición se dé cita en la puerta de vestuarios para recibir al autobús del equipo aragonés, tal y como ha ido sucediendo en los últimos partidos. "Yo ya recuerdo recibimientos contra el Huesca y eso fue hace dos meses. Eso es mucho. Motiva mucho y suma un montón", señala Mikel González.

El central, curtido en mil batallas, explica la importancia que tiene todo ese pasillo de zaragocistas animando, con las bufandas al viento y alguna que otra bengala: "Ves los ojos y la emoción de la gente... Hay partidos en los que te motivas solo, pero todo esto es indescriptible". En la misma línea se muestra un canterano como Lasure, que vive desde dentro del autobús lo que antes podía vivir desde fuera: "En todos esos recibimientos se me ha puesto la piel de gallina. Incluso se lo decía al compañero de al lado. Es brutal, una sensación que hay que vivirla para explicarla. Empieza a ser necesario para nosotros, ya que si nos lo quitasen ahora, no podríamos soportarlo".

También canterano, aunque de otra generación, es Zapater: "Yo estoy a mi mundo, pero sí que veo que a mis compañeros les hace mucha ilusión y se ponen a grabar con los móviles. Yo prefiero disfrutar ese momento porque ves las caras de la gente y es una pasada". ¿Pero tanto puede influir el ambiente vivido fuera y dentro de La Romareda? El capitán tiene la respuesta: "Influye porque tiene un componente anímico. Ahora mismo tú sientes que todo va a salir bien. Es cierto que en cualquier momento puede salir mal, pero sí que influye. Cuando el rival entra por La Romareda y ve eso... Hay jugadores que han jugado como rivales aquí y me han dicho que no era cómodo venir a este campo. Está claro que vamos a vivir un ambientazo y esperemos que, como hemos hecho hasta ahora, lo llevemos a nuestro terreno".

Y la misma opinión comparten Lasure y Mikel. "No entiendo un objetivo sin que haya esa unión entre equipo y afición. No sé hasta qué punto, pero todo ese ambiente seguro que el clave", apunta el central. El canterano, por su parte, asegura que es algo más que un tópico: "Influye muchísimo, más de lo que se pueda pensar. Suena a tópico, pero ahora que lo vives se nota muchísimo. No tiene nada que ver jugar a domicilio que jugar en casa. El aliento de la gente puede hacer que te marques un esprint al final del partido o llegar a una acción al límite que pensabas que no ibas a llegar".

Son los efectos del apoyo de la afición durante el encuentro, pero justo antes del comienzo del partido, cuando ambos equipos se encuentran en el túnel de vestuarios, llega el momento del himno a capela. "Tú estás al partido, pero cuando sales al campo es inevitable emocionarte y sentir ese plus diferencial. No sé si al rival le afecta, pero todos hemos jugado en campos en los que todo este ambiente lo hemos vivido en contra y sabemos lo que puede repercutir", relata Mikel. Y así se expresa también Lasure: "Es una sensación muy extraña porque estás muy concentrado de cara al partido y a la vez miras de reojo lo que se está produciendo. Yo me siento un poco en trance. Al rival le tiene que impresionar y asustar. Ésa es la función de La Romareda, que venga el rival y diga: 'Cuidado, que es el Real Zaragoza".