Vallecas vuelve a sonreír: el Rayo está otra vez en Primera
El golazo de Álex Moreno valió el ascenso de los franjirrojos, que regresan a la máxima categoría dos años después. Además, recupera el liderato tras el tropiezo del HuescaRayo - Huesca en directo: LaLiga Santander, jornada 33
El Rayo tocó el cielo dos temporadas después de caer al infierno. Esta vez las lágrimas dejaron de ser amargas para tornarse dulces y las 14.698 almas franjirrojas que llenaron Vallecas buscaron las miradas cómplices, los abrazos sentidos, la alegría perdida en aquel descenso a la oscuridad. Sus cánticos atronaron desde el pitido inicial. Vamos Rayito, juegas en casa. Esta vez el equipo no dejó pasar el tren. Ni suspiros ni lamentos. Era su momento.
La Franja salió en tromba, con las ideas claras y el balón como guía. De Tomás pronto dejó claro que quería ser el dolor de cabeza de Roberto. El guardameta primero detuvo un cabezazo, después vio cómo otro disparo del ‘killer’ se marchaba fuera por apenas unos metros y demasiado alto se escapó otro testarazo. No había tregua. El Lugo era un juguete en manos de los vallecanos. Sólo se rebeló con un remate picado de Kravets, que atrapó con seguridad Alberto.
Pasó la ola y los lucenses seguían secos. Era cuestión de tiempo que el Rayo enganchara otra… ¡Vaya si lo hizo! Trejo sacó rápido de banda, con el rival descolocado, y Álex Moreno mandó una volea cruzada directa a la escuadra. El gol se pudo escuchar en todo Vallecas, en la Fuente de la Asamblea, en cada rincón de un barrio que presume de equipo y se llena de orgullo al ver cómo el Rayo volverá a representar sus valores entre los grandes.
Los gallegos apretaron en el tramo final de la primera parte y Jaime metió el miedo en el cuerpo a la grada con un libre directo que sacó astillas al palo. No bajaron los brazos los visitantes tras el descanso. Iriome mandó un balón a las nubes. Y al poco, alegría en la grada, transistores a todo volumen. “¿Qué ha pasado? ¿Le ha empatado el Granada al Sporting?”, se preguntaban unos a otros. Mientras, el Rayo, a lo suyo: ganar sin mirar a Gijón. Trejo firmó una jugada personal que le dejó solo ante Roberto, pero terminó disparando a las manos. Seguían dale que dale. Embarba, agua. Bebé, agua también. Armenteros, gol anulado por fuera de juego.
Llegó el momento de morderse las uñas. Movió ficha Míchel. Todas las gestas tienen un líder y él es el hombre milagro, el faro que guió al equipo en la más absoluta tiniebla. Aquel que cogió al Rayo un punto por encima del descenso y en su primer proyecto al frente lo ha devuelto al Olimpo. El pinchazo del Huesca le deja líder otra vez y poco importaba ya la victoria del Sporting.
Sonó el pitido final. Todos abrieron los ojos. El sueño no se diluyó al despertar. El Rayo saludaría de nuevo a una vieja conocida, la Primera, después de levantarse con valentía de los golpes, de afrontar con coraje su dura realidad y demostrando nobleza una vez más al abrazar y felicitar a un digno contendiente como el Lugo. Porque sí señores, así es el Rayo y ya está de vuelta.
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