El mejor Barça B sigue soñando ante un Cádiz desplomado
Una primera parte excelente fulminó a un Cádiz falto de ideas, que con esta derrota ve peligrar su puesto de playoff si ganan Zaragoza y Numancia.
Poco pudo hacer el Cádiz en el Miniestadi, sobrepasado completamente en los primeros minutos e incapaz de reaccionar tras el descanso. El Barça B salió decidido, minimizó a su rival y aprovechó absolutamente todas las facilidades de los visitantes. Una tormenta perfecta que acabó con 3-0 al descanso y el partido finiquitado: los azulgranas, tras su segunda victoria consecutiva, siguen teniendo opciones (ahora tangibles además de matemáticas) de permanencia. El Cádiz, tras media Liga en puestos de playoff, podría acabar la jornada fuera de él y sin depender de sí mismo para meterse entre los seis primeros.
Necesitaba el Barça B un partido redondo para seguir soñando con la permanencia y, pese a que siempre hay margen de mejora, los primeros 45 minutos fueron excelentes. Quizás los mejores de la temporada, pero lo que está claro es que supo aprovechar su superioridad, los errores del rival y las fortalezas propias. En apenas quince minutos los azulgranas ya ganaban 1-0 y a la media hora la ventaja se había ampliado hasta los dos goles. Todo gracias a Marc Cardona, que primero remató de cabeza un córner magníficamente servido por Carles Pérez y luego convirtió el penalti que Bijker cometió sobre él mismo. Sacudida la presión, el Barça B es otro equipo. Y nadie se acordó de las bajas.
El Cádiz apostó siempre por salir con Álex Fernández por dentro, pero el ex del Espanyol no solo estuvo falto de frescura, sino que también fue tapado por el centro del campo culé. Lo mismo le pasó al ataque del Cádiz, personificado en un Barral que prácticamente no entró en juego. El desbarajuste en el conjunto visitante fue de tal calibre que el tercer gol azulgrana solo se explica por una falta de concentración imperdonable a estas alturas de campeonato: Servando no se entendió con Cifuentes y Nahuel aprovechó la duda cadista para recoger un balón al que no hubiera llegado nunca de estar acertada la retaguardia del Cádiz. Recortó a Cifuentes y marcó el 3-0.
Tras el descanso el Cádiz se hizo con el partido y con el balón, gracias en gran medida a los cambios introducidos, pero fueron inofensivos. Algún remate lejano o cabezazo inocente siempre a las manos de un Ortolá bien colocado, incapaces de meter el miedo en el cuerpo a un Barça B que de recibir un gol en contra le hubieran temblado las piernas. La ventaja azulgrana era ya tan grande que el Cádiz por momentos ni se creyó que podía remontar el partido, sensación que se acentuó a medida que corría el reloj en el Miniestadi. El gol visitante, obra de Álvaro García tras una jugada individual de Barral, llegó demasiado tarde para suponer cualquier cambio significativo en el partido.
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