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RAYO 1-2 CÓRDOBA

El Rayo pospone el ascenso y el Córdoba se acerca al milagro

De Tomás adelantó a los franjirrojos, que terminaron sucumbiendo a la necesidad visitante. Fernández y Guardiola dieron la vuelta al marcador y dejan la salvación a un punto.

De Tomás celebra el 1-0 al Córdoba.
De Tomás celebra el 1-0 al Córdoba.@LaLiga

Se habían alineado los astros con los tropiezos de Sporting y Huesca. El Rayo tenía más cerca que nunca el sueño del ascenso. Soplaba el viento a favor. Sin embargo, los franjirrojos pincharon y le ponen algo de picante a la parte alta y, sobre todo, a la baja. Más constreñida que nunca. El Córdoba se queda a un punto de la salvación y, pese a la derrota, el Rayo continúa líder y la Primera sigue estando a cinco puntos.

Se abrió el telón y el primer acto ya deparaba sorpresas. El Rayo tomó la palabra y abrió el marcador en su primer tiro entre los tres palos. Álex Moreno probó a Kieszek desde la frontal y De Tomás cazó el rechace, aguantó el balón, amagó al portero rival y terminó anotando el 1-0 de vaselina. La necesidad era la gasolina del Córdoba, de ahí que tratase de sorprender a Alberto. El arquero local adivinó las intenciones de Aguado y atajó su derechazo. Después, ya en otra jugada, desbarató con su pie un trallazo de Guardiola. Los andaluces movían la pelota, pero carecían de mordiente arriba y atacaban con más fe que puntería. Los madrileños gozaron de más y mejores ocasiones, aunque resultaron estériles esta vez. Cuando Unai o Trejo cogían el balón se mascaban los nervios. Los propios, los ajenos, los de la grada.

Tras el descanso, los visitantes amasaron el esférico y tejieron una jugada que derivó en el empate. Fernández sólo tuvo que empujar en el segundo palo un pase magistral de Guardiola. Entonces, Míchel movió ficha e introdujo cambios, ya que los vallecanos se sentían incómodos y se dibujaron imprecisos. Mientras que el Córdoba seguía erre que erre, instigado por su instinto de supervivencia. Así, con Trejo tendido en el suelo, Ocón Arráiz aplicó la ley de la ventaja para los locales, que perdieron al instante el balón y, en la contra, Guardiola dio la vuelta al marcador.

El Rayo pisó el acelerador buscando el 2-2 y cada llegada se vivía como si fuera la última. No bastó. La suerte estaba echada. La alineación planetaria benefició al Córdoba, que se aferra al milagro y el ascenso tendrá que esperar para los vallecanos.