Un viento traicionero. En el minuto 12 y en el 21, la grada de Cornellà-El Prat se levantó para aplaudir a Dámaso Perico y Dani Jarque, momentos en los que se rompió el silencio que gobernó el cierre de la temporada en el estadio. No hubo muchos más espacios para la espontaneidad y el jolgorio, y eso que el Espanyol pasó por encima de un triste Málaga, descendido y averiado. El equipo ha recuperado la alegría, se divierte jugando, Gerard y Baptistao suman goles, Darder manda y Diego López ha vuelto para despedir otro curso que baja el telón entristecido, sin bronca y con indiferencia, el peor de los vientos posibles.
La ópera del fútbol. La Grada Canito permaneció vacía, la Juvenil siguió con su reivindicación habitual (#juvenilabajo ya) y recordando "El bombo de Sarrià" de Dámaso. Y el resto de espectadores, diseminados por un desangelado estadio, sentados en sus butacas resguardándose de un frío impropio de una tarde de mayo, aplaudiendo los cambios, las llegadas al área y las ocasiones. No hubo nada más que recordara a un partido de fútbol y sí a una ópera, donde el espectador contemplaba más que sentía, seguramente con las pulsaciones bajas, acudiendo al estadio porque es perico y juega su Espanyol, más por hábito que por convencimiento.
Las desventuras. Es un reto para el club que vuelva a brotar la ilusión después de tantas desventuras y de los mensajes que advierten una subida de cuotas, la venta de jugadores importantes (Gerard y en segundo término Aarón), el recorte de la masa salarial o la pretensión de Chen de empezar a recuperar los créditos que le concedió al Espanyol. Hay pocos recursos para tanto cambio. Suerte tiene el club que el aficionado perico tiene el corazón de piedra, acostumbrado a encadenar desengaños a lo largo de la historia, ya sea con el malogrado Pardo o con Dani, también ahora con Chen.
Tridente del gol. En el verde, y pese a la desidia de un colista Málaga, funcionó el tridente Baptistao-Gerard-Sergio, cocineros del segundo y del tercer tanto. El equipo encontró espacios, siempre liderados por Darder, autor de una asistencia que recordó a las de De la Peña. Gerard no falló cual Tamudo. Es curioso el efecto Gallego, bien acompasado por Toni Clavero. Lleva cuatro partidos y el equipo suma 10 puntos, lo que le permite seguir aspirando a mejorar la clasificación con unos números que recuerdan las épocas habituales de Cornellà, siempre asentados entre los 45 y 50.
El sol saldrá. Cornellà cerró su novena temporada, una de las más traumáticas. Será recordada como la del despido de Quique y la desilusión del proyecto de Chen, que presenció el partido desde el palco y que esta semana deberá tomar decisiones. Afortunadamente, siempre acaba saliendo el sol… naciente.
