Fran Fernández: del albero a la Liga de Fútbol Profesional
El joven técnico, que lleva diez puntos de doce posibles en Segunda, ha ido subiendo escalafones en el fútbol canterano almeriense hasta llegar a la LFP.
"Insistir, persistir, resistir y nunca desistir" es una de las frases de Fran Fernández, el nuevo ídolo de la hinchada unionista. Y si lo es es porque el aficionado del fútbol almeriense ha visto cómo Fran ha ido ascendiendo escalones. Sin colgar las botas en un vestuario de un club grande y saltar a entrenar al día siguiente, el técnico almeriense, que fue campeón andaluz alevín, ha pasado de entrenar con apenas 23 años en el albero de El Pillico de Aguadulce (a jugadores mayores que él) a ser el encargado de certificar una permanencia en Segunda División con la UD Almería.
En esos quince años Fran ha insistido, persistido, resistido y nunca desistido. Siempre con la humildad que le caracteriza y que a veces se echa en falta en el fútbol. Antes de llegar a la cantera de la UD Almería, el preparador también trabajó en el Adra, Español del Alquián, Parador y Ejido, clubs humildes de la provincia almeriense.
En la 12-13 recaló en el cadete de la entidad rojiblanca. Sólo perdió un partido de 30 y fue segundo. En la 13-14, con el juvenil B, se quedó a un punto del campeonato en Liga Nacional; a seis en la 14-15. En el ejercicio siguiente se hizo cargo del juvenil División de Honor y el pasado curso pasó a dirigir al Almería B, llevándolo hasta la segunda eliminatoria de ascenso a Segunda B.
Ahora reconoce haber cumplido un sueño al dirigir al primer equipo del club representativo de la provincia. Ambicioso, no se conforma ni mucho menos con ello. Su cabeza está pensando las 24 horas en la permanencia en Segunda División. Conocedor de que el fútbol profesional se mueve por resultados, si un niño le pide una foto, no le pregunta al crío por el signo del partido que acaba de terminar, sino si ha disfrutado y aprendido. Si algún miembro del equipo rival le pide el vídeo de un partido de Tercera División, Fran queda otro día y se lo pasa en un disco duro. La humildad por bandera. La explicación está en sus orígenes. Criado en el humilde barrio de El Zapillo, su padre, frutero, le dio un riñón. De forma prematura uno de los dos órganos le falló y los galenos le aconsejaron tener dos al ser tan joven. Paco, su progenitor, se lo donó.
No le tembló el pulso en su regreso al primer equipo. Dejó fuera a Verza, Javi Álamo y Juan Muñoz, del primer equipo, a pesar de las numerosas bajas que tenía el equipo, convocando al zaguero Navas y al extremo Lin (misma posición que Álamo). Siempre con ganas de aprender y asiduo de Twitter para agradecer constantemente el apoyo de la afición, es maestro de Educación Física y a veces se le ve por la Universidad de Almería porque está cursando CCAFD.
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