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LEGANÉS

Un testigo pepinero en el debut de Messi con Argentina

Champagne, portero del Leganés, el rival este sábado del Barça, fue uno de los pocos afortunados que pudo ver a ‘La Pulga’ jugando su primer duelo con la camiseta ‘albiceleste’, con la sub-20.

Un testigo pepinero en el debut de Messi con Argentina
SALVADOR SASDIARIO AS

El 29 de junio de 2004 todo el mundo estuvo allí. Eso parece. Porque todo el mundo en Argentina recuerda a la perfección cómo fue el debut de Leo Messi con la camiseta selección albiceleste, un partido en el que el pequeño delantero del Barça tenía sólo 17 años. Falso. Aquel duelo oficial de la sub-20 contra Paraguay no lo vio nadie. Puede que luego sí lo hicieran. Pero por vídeo, DVD o, más moderno aún, en Youtube. Pero en directo, in situ, no. Aquella noche fea de lluvia molesta y terreno embarrado, en el barrio bonaerense de La Paternal, en el estadio Diego Armando Maradona (cósmica coincidencia), apenas había 200 personas en las gradas y 22 en el verde. Uno de estos últimos era Nereo Champagne, el portero del Leganés, entonces arquero de San Lorenzo de Almagro.

“En un entreno, Gerardo Salorio, nuestro seleccionador, nos dijo que iba a venir un chiquito del Barcelona. Que tenía que jugar para que no pudiera hacerlo con España”, cuenta Nereo, uno de los héroes coperos de los blanquiazules. “En aquel momento la norma era así. Si competía con las inferiores luego no podía competir con la absoluta de otro país. Más tarde lo cambiaron, porque en aquella Argentina también jugó Gabriel Paletta, central que debutó con Italia”, sigue descorchando su memoria Champagne. “Nos sorprendió porque Leo era dos años menor que nosotros. No era normal tanta diferencia de edad. Tenía que ser muy bueno”, continúa.

‘La Pulga’ no fue titular. Salió en la segunda parte luciendo el 17 (como sus años) e hizo lo que mejor sabe. Ser Messi. “Agarró la pelota, gambeteó a todos y marcó un golazo”, describe Nereo. El partido acabó 8-0 para Argentina. Era clasificatorio para el Sudamericano de 2005 (enero) en el que acabaron en tercera posición. Después, en junio, aquella Argentina jugó el Mundial de Holanda. Lo ganó con Messi como MVP. “Entonces nadie podía pensar que ya sería el mejor del mundo. Pero era especial. Se le veía simple, tranquilo, pero con mucho carácter. Sabía cuándo usarlo. Ya era pícaro dentro y fuera de la cancha”, describe el guardameta pepinero.

Hoy se verán de nuevo. Y se saludarán. Como lo hicieron el año pasado cuando, tras 12 años sin saber uno del otro (más bien Messi de Champagne que viceversa), pareció que el tiempo no hubiera transcurrido. “Nos cruzamos y me saludó. Estuvimos charlando todo el túnel. Como si el día anterior hubiera sido la última vez”, cuenta Nereo. Esta temporada, en Butarque, repitieron escena, esta vez con intercambio de camisetas. “Lo noté igual. Con la misma humildad. La picardía no la extravió. Pero a pesar de todo lo grande que es, jamás perdió esa simpleza”, insiste sonriente, trasteando en el disco duro de sus recuerdos. Evocando la noche que Messi debutó con Argentina. No todo el mundo estuvo ahí. Nereo Champagne, sí.