Los aficionados del Nou Estadi se marcharon por fin con una alegría tras un partido que el Nàstic no dominó pero que supo resolver. La efectividad arriba le bastó para superar a un Lugo plano que se queda a cuatro puntos del playoff. Punto y final, ahora sí, al peculiar vía crucis del Nàstic que duraba desde el pasado 10 de diciembre.
El Lugo se adueñó del balón, con el permiso del Nàstic, desde el primer minuto. Los de Tarragona renunciaron a él ya de hecho desde el planteamiento, con Tete Morente y Jean Luc en las bandas y Maikel Mesa acompañando a Álvaro. Un esquema para aprovechar la velocidad de las bandas y coger al Lugo a la contra, exactamente lo que sucedió en el tanto de Mesa: Dimitrievski sacó en largo para un Álvaro que, aunque escorado a la banda, controló frente a Josete, esperó a sus rivales y puso un balón de oro al corazón del área. El tanto del Nàstic no hizo sino reafirmarse en sus convicciones a los locales, que buscaron constantemente a Tete Morente para forzar el uno contra uno en banda, algo de lo que salió exitoso en varias ocasiones. El Lugo, pese al gol encajado, tampoco sufrió en exceso y siguió controlando el balón pero con unas dificultades enormes para crear alguna acción ofensiva de peligro.
Con el paso de los minutos el Lugo sí logró finalizar las jugadas, ganando Pita y Campillo más protagonismo. Los nervios empezaron a aparecer en el Nàstic y el partido se endureció con varias entradas feas pero Muñiz se encargó de finiquitarlo. En el primer balón que tocó tras entrar en el campo, marcó el 2-0 gracias a la buena presión y recuperación de Jean Luc a la salida del Lugo. Con poco más de diez minutos por delante el Lugo tan solo gozó de un par de córners y un remate relativamente claro de Cristian Herrera, pero fue el Nàstic quien cerró el partido: tras una contra en el descuento Tete Morente no perdonó.