Osasuna comenzó al jornada en la undécima posición y la acabará quinto gracias a su victoria en el Miniestadi. Una victoria clara, merecida, y en la que supo explotar las flaquezas de su rival. Con estros tres puntos, vuelven a mirar hacia arriba.
Osasuna se encontró con el premio del gol en los primeros minutos del encuentro, aunque está afirmación sea probablemente injusta. Más ajustado sería decir que fabricó el gol, pues pese a la poca contundencia de la defensa azulgrana, Fran Mérida le puso un magnífico balón en profundidad a Clerc que superó, por mucho, a su defensa y sirvió al segundo palo para que Robert Ibáñez marcara el primero. Con el botín en su haber Osasuna estuvo cómodo durante buena parte de la primera mitad, en gran medida por la incomodidad que le generaron a Aleñá o Vitinho. Sin fluidez de balón el Barça se atascó, mientras que tanto Mérdia como Borja Lasso siguieron dejando en el Mini muestras de su calidad. Opciones claras, sin embargo, no generaron demasiadas.
Tras el descanso el Barça B enlazó por fin por el medio, permitiendo a Vitinho y Aleñá aparecer con mucha más asiduidad.Suya fue hasta el momento la mejor acción local, que tras una pared al primer toque acabó con un gran disparo de Aleñá al larguero. Pocos minutos después Carles Pérez pudo también empatar el partido, pero su disparo se estrelló en un Sergio Herrera que tapó bien la portería. El partido lo leyó bien el técnico de Osasuna, que dio entrada a Arzura para controlar mejor el centro del campo. Perdió profundidad, pero ahora sí se encontró con el segundo gol: Tras una salida poco contundente de Ortolá el balón lo empujó de cabeza Quique para convertir el segundo gol del encuentro. Con 13 más la prolongación por jugar, el Barça tenía un futuro muy negro como se acabó confirmando: los catalanes ni siquiera tuvieron una acción clara para recortar el marcador.