Steven empuja al Oviedo
El canterano del cuatro asturiano anota al minuto de salir al campo y rompe la racha de cinco partidos sin ganar de los azules.
Hay delanteros bendecidos con el don del gol. Atacantes que saben estar en el momento y el lugar adecuado. Steven Prieto, ariete del filial del Oviedo, ingresó en el campo a los 61 minutos y uno después estaba celebrando su primer gol en el Tartiere. Un comienzo con don. El oportunismo del canterano, en un choque en el que el Oviedo sufría la ausencia de atacantes, desniveló un choque parejo y permitió a los azules regresar a la senda victoria cinco semanas después.
Anquela aprovechó la ausencia de delanteros (Linares y Toché, sancionados; Olmes, lesionado) para poblar el ataque de medias puntas, de futbolistas inquietos, sin lugar fijo. Aarón hizo de improvisado nueve pero su radio de acción llegó a más partes del campo. El Granada fue fiel a su estilo, apoyando cada ataque en el explosivo Machís, un puñal.
Cerca del cuarto de hora se abrieron las hostilidades. Joselu recogió un rechace en la frontal y su zurdazo se fue directo al larguero. Contestó el Oviedo: centró Mossa y Aarón tocó con el exterior en el área, sin precisión. El juego avanzaba pausado en el centro del campo y se aceleraba en las áreas.
El Granada dio primero. Machís, otra vez, retó a su par en la banda, se fue en velocidad y centró. Mossa despejó centrado, invitación a los problemas, y Kunde, libre, tuvo tiempo de controlar, sopesar opciones y chutar raso a la red.
La bofetada al Oviedo hizo que los azules reaccionaran. Más con fe que con fútbol. Apoyados en el balón parado. Tras varios intentos llegó el premio, con la inestimable ayuda de Javi Varas, que en su intento de evitar el córner dejó el balón vivo en el área. Carlos Hernández peleó y Forlín empujó a la red.
Dio un paso adelante el Oviedo pero seguía echando en falta presencia en el área. Asustó Kunde desde la frontal justo antes de que Anquela echara mano de la ilusión. Entró en el campo a los 61’ Steven, delantero del filial, con una sola presencia en el primer equipo, y un minuto después, el Tartiere estalló. Chutó, Varas no agarró la pelota, y el ariete empujó a la red para hacer el 2-1.
El gol dio alas al Oviedo, sostenido por un imperial Folch en el centro. Apretó el Granada hasta el final, con tres defensas y acumulación de delanteros, pero no pudo agrietar el muro carbayón. En cuestión de goles, solo Steven tenía la llave.
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