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REAL MADRID

Modric, la garantía de Zidane

Regresó tras seis partidos ausente como si no se hubiera ido. Su asistencia a Cristiano fue con el exterior, un golpeo que le quiso prohibir Benítez. "Es vital para nosotros", dice el vestuario.

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Modric, la garantía de Zidane

Si Modric sonríe, el Madrid se contagia. El croata no llegó a tiempo a París, aunque al Madrid no le hizo falta su concurso contra el PSG, pero sí que estuvo en Ipurua y el equipo blanco volvió a orbitar en torno a su pequeño diez. Ni rastro de la lesión muscular que le había parado durante seis partidos. “No parecía que se hubiera perdido veinte días, la verdad”, se asombraba Lucas Vázquez tras el 1-2. De hecho, Zidane decidió darle manga ancha y saltarse el guión. “No estaba previsto que jugase los 90 minutos...”, reveló ayer el técnico francés.

El que no perdió tiempo en quedarse boquiabierto fue Cristiano en el 0-1. El crack encaró a Dmitrovic tras recibir de Modric un pase de 25 metros con el exterior de la bota derecha. El golpeo que Rafa Benítez quiso, primero vetarle, por cuestiones de no arriesgar, y que luego le intentó ‘enseñar’ un día en un entrenamiento...   La capacidad de Modric, el niño de las espinilleras de madera durante la Guerra de los Balcanes, de generar situaciones deslumbrantes se completó con un doble regate en el minuto 44. Primero a Capa (que acabó con sus huesos en el suelo), luego a Pedro León (que se pasó de frenada  dos metros) y no culminó con un gol candidato al Premio Puskas 2018 porque su disparo lo atajó el portero serbio del Eibar. 

El vestuario se aferra a él. 

Modric no acusó la inactividad, casi todo lo contrario. Y tanto Zidane como el vestuario se congratulan por ello. “Es imprescindible para este equipo”, aseguraba Casemiro, compañero en las trincheras del centro del campo. Convino Carvajal, otro titular: “Luka es una garantía, y esperemos que siga a este nivel muchos años”. Ésa es una de las cuestiones en las que trabaja Zizou desde el curso pasado. Prolongar la vida útil de su bombilla croata. Modric no se ve viejo pero se encamina a los 33 años (los cumplirá el próximo 9 de septiembre), es el palo de la bandera en Croacia y tiene un exigente Mundial este verano. Un problema, el de la falta de descanso tras un año con cinco competiciones con el Madrid, con el que deberá lidiar Zidane. Por el fantasma de las lesiones (desde el Mundial de Brasil, el mediocentro ha sufrido nueve) y porque Modric amplió su contrato en Chamartín hasta 2020.

No sólo está pendiente el entrenador blanco de Modric, también quiso darle recorrido ayer a los otros dos componentes de su Santísima Trinidad en el centro del campo. Casemiro, recuperado de su bajón entre diciembre y enero, y especialmente Kroos, el otro que salía de una convalecencia física. Incluso a ellos los arropó Modric, con 15 recuperaciones. Incluso la fría estadística se alió con el croata para reflejar su poderosa influencia. Dio 49 pases y tuvo un 80% de acierto en pase contrario. Sólo cometió una falta, pero donde destacó más fue en labores defensivas. Con esos 15 robos, fue el que más recuperó, despejó dos veces en ataques del conjunto eibarrés y ganó el 100 por ciento de las entradas que tuvo. Modric volvió como si nunca se hubiera ido.