¿Qué fue de Albertini? el estilista que jugó en Atlético y Barcelona
El fino centrocampista italiano brilló en el Milán, donde levantó una Champions y dejó huella en la selección azurra. LaLiga vio los últimos retazos de su carrera.
Suele decirse que el cerebro de un equipo se encuentra en el centro del campo y pocos jugadores pueden presumir de haber marcado el ritmo de un gran equipo como lo hizo Demetrio Albertini en el Milán de la década de los 90. Once temporadas consecutivas llevando el pulso de un equipo rossonero que tocó el cielo en 1994 barriendo al Barcelona del Dream Team en la final de la Champions poco después de haber levantado la liga italiana. Cinco títulos domésticos en el palmarés de Albertini que salió del Milán para dar paso a un Pirlo que cogió muchos tintes de su maestro principalmente en su etapa más madura, cuando fue retrasando su puesto hasta jugar como pivote en la Juventus. Esa salida del metrónomo, (‘Il Metronomo’ como era conocido Demetrio en su país), le llevó a dar los últimos coletazos de su carrera en España, primero en el Atlético en el regreso a Primera División rojiblanco y por último en el Barcelona para colgar las botas tras haber jugado entre medias en el Lazio y Atalanta. Después de siete años cómo vicepresidente de la Federación Italiana de Fútbol, el exfutbolista se ha volcado en su proyecto Dema4Agency junto a Manuela Ronchi.
Demetrio Albertini (Besana in Brianza, 23 de agosto de 1971) llegó a la cantera del Milán en 1985, aterrizando en el club con 14 años. Pronto dejó claro que su madurez futbolística iba mucho más allá de la edad que marcaba su carnet de identidad. El centrocampista debutó con el primer equipo el 15 de enero de 1989 bajo el mando de Arrigo Sacchi en la victoria sobre el Como por 4-0. Disputó 12 minutos y pudo conectar por primera vez con los Costacurta, Maldini, Rijkaard, Baresi, Gullit y Van Basten en un partido donde no estaba disponible Ancelotti. Ese año el equipo italiano acabaría levantando la Copa de Europa al imponerse en la final al Steaua de Bucarest por 4-0. El siguiente curso Albertini volvería a disputar sólo un partido con ‘los mayores’. Jugó 16 minutos contra el Bari en otro 4-0. Ese año el equipo de Sacchi volvería a ganar la Copa de Europa, en este caso en la final contra el Benfica con un solitario gol de Rijkaard. Sobre la relación con el holandés, Albertini contaba que “yo tenía la misión de construir el juego, aunque también corría. Él tenía una gran personalidad, una fuerza y una calidad inmensa. Teníamos características diferentes, pero en el Milán los medios nos turnábamos: cuando uno corría, el otro defendía y después al revés".
El fantástico centro del campo milanista llevó al jugador a acordar con el club una cesión al Padova de segunda división en la temporada 1990/91 para coger minutos y madurez competitiva. Disputó 28 partidos y marcó cinco goles demostrando estar preparado para jugar en uno de los puestos más comprometidos en el fútbol y en uno de los clubes del momento. Albertini comenzó a fraguar su fama de metrónomo el curso siguiente llegando a jugar 28 partidos en liga con el Milán y marcando tres goles, todo ya con Fabio Capello como entrenador. Un jugador con una facilidad pasmosa para la distribución del esférico, una gran pierna derecha con buena técnica y una sutileza tremenda en el balón parado. Convirtiendo en sencillas las situaciones comprometidas y jugando por delante de la defensa, Demetrio comenzó a labrarse un nombre en el Milán que acabaría ganando la liga disputando la última jornada contra el Hellas Verona en un once formado por: Rossi, Tassotti, Maldini, Costacurta, Rijkaard, Baresi, Albertini, Donadoni, Gullit, Van Basten y Massaro, dando entrada en la segunda mitad a Marco Simone y Carlo Ancelotti, que logró un doblete en el 4-0 final. El siguiente año llegaría otro título liguero acompañado de la copa italiana con 39 partidos disputados y cuatro goles anotados por Albertini, que levantó en 1992 la Eurocopa Sub-21 con la selección italiana. El 21 de diciembre de 1991 había debutado con la selección absoluta en un partido clasificatorio para la Eurocopa de Suecia contra Chipre. Su etapa con la azzurra duró hasta el año 2002 disputado 79 partidos y anotando tres goles. Jugó siete encuentros como titular en el Mundial de Estados Unidos 1994, donde acabaron subcampeones perdiendo en la final contra la Brasil de Romario en los penaltis y fue titular en los cuatro partidos que participó en el Mundial de 1998 llevado a cabo en Francia donde cayeron en cuartos de final contra los organizadores perdiendo de nuevo en los penaltis.
Si una temporada fue principalmente exitosa para el jugador fue la de 1993/94, culminada con la liga, la copa y la Champions League. Albertini jugó 41 partidos y marcó cuatro goles, uno de ellos en las semifinales de la competición europea contra el Mónaco en la victoria por 3-0. Pese a la derrota en la Supercopa Europea contra el Parma y en la Copa Intercontinental ante el São Paulo, el Milán se paseó por Europa y conquistó su primera Champions con el nuevo formato y nueva nomenclatura. La final fue ante el Barcelona del Dream Team dirigido por Johan Cruyff y encabezado por Romario, Guardiola, Koeman y Stoichkov entre otros. Los italianos golearon sin piedad por 4-0 con dos tantos de Massaro, uno de Dejan Savicevic y el último de Desailly asistido por el propio Albertini. Demetrio continuaría acumulando partidos y títulos las siguientes ocho temporadas donde fue el nexo de un cambio de ciclo milanista que en su última temporada había dado paso a los Pirlo, Gattusso, Ambrosini, Shevchenko o Inzaghi como grandes estrellas junto a los irreductibles Maldini, Costacurta o Serginho. Albertini jugó un total de 386 partidos con la camiseta del Milán en los que marcó 30 goles antes de salir con destino al Atlético de Madrid. Ancelotti quería que Pirlo, más fino y preciso aún con el balón que Demetrio, aunque menos ducho en la recuperación del balón, diese un paso adelante con los 23 años ya cumplidos y no guardaba buena relación con un metrónomo que ya había llegado a la treintena.
Su llegada a LaLiga se produjo en modo de cesión de la mano del Atlético, que regresaba a Primera División en la temporada 2002/03 tras dos años en el Infierno. Paulo Futre, director deportivo de Jesús Gil, incorporó de una tacada a Javi Moreno, José Mari, Coloccini, Contra y Albertini procedentes del Milán para intentar lograr la permanencia sin sufrimiento y mirar de nuevo a Europa. Demetrio participa en 28 partidos viviendo malos momentos, el peor en la derrota contra Osasuna en la celebración del Centenario, pero dejando un gol inolvidable para la parroquia atlética. El 19 de enero de 2003 volvía el gran derbi madrileño en la visita del Atlético al Santiago Bernabéu para medirse al Real Madrid de los Galácticos. Javi Moreno adelantaba a los de Luis Aragonés de penalti, pero Figo daba la vuelta al marcador con dos tantos, el segundo de ellos desde los once metros. El Mono Burgos paraba con la ayuda de la cara el segundo penalti lanzado por Figo y el partido llegaba al minuto 95 con 2-1 en el marcador. Figo realizaba una falta lejana sobre Stankovic y Albertini se disponía a lanzar la última bala rojiblanca del partido. Cuando parecía que optaría por centrar, Alberini disparaba a la escuadra y pese a que Casillas desviaba el esférico al larguero, este acababa entrando tras tocar en la espalda del meta para provocar el delirio de Jesús Gil y de Luis Aragonés. Volvería a marcar en la penúltima jornada liguera de penalti contra la Real Sociedad antes de regresar a Italia con el Atlético finalizando en la decimosegunda posición. Sobre su etapa en el equipo declaraba en As que “el club estaba en reconstrucción deportiva tras dos años en Segunda. Habían llegado muchos jugadores nuevos y poco a poco había que ir devolviendo al club donde se merecía estar. Institucionalmente la situación no era tranquila, con la intervención judicial, muchos abogados y el cambio de presidente, el paso de Gil a Cerezo. Sí, el gol al Madrid fue un gran episodio de mi vida. Tuve la suerte de trabajar con Luis, un gran técnico y una enorme persona, y de marcar en un partido muy especial como es el derbi. Jamás olvidaré cómo Luis celebró el gol y la reacción de Gil en el palco que después pude ver en televisión. Luis tuvo mucha culpa en que yo hiciera aquel gol. En el último entrenamiento previo me retó a una competición de faltas. Luis ya tenía una edad, pero el toque lo mantenía. Creo que por eso celebró así aquel gol".
Su vuelta a la Serie A sería en el Lazio, que ya había intentado su fichaje la temporada anterior. El equipo romano no realizó desembolso alguno y Albertini disputó 32 partidos, marcando dos goles, antes de partir al Atalanta. Muy desmejorado físicamente, después de sufrir dos roturas de rodilla durante su carrera (de ligamentos y de menisco en 2000 y en noviembre de 2003 respectivamente), anotaba un gol en los 15 partidos que disputó hasta enero de 2005. Ahí apareció la figura de su excompañero Frank Rijkaard, que reclamaba su experiencia para el Barcelona. "Hablé con Frank antes de dejar Italia y me argumentó por qué me ha querido: por mi experiencia, porque puedo jugar la Liga de Campeones y porque puedo ayudar al equipo. Es un sueño que con mi edad te llame el Barcelona, aunque les aseguro que aún estoy para jugar dos o tres año más aquí" declaraba al aterrizar en la Ciudad Condal. Albertini disfrutó de seis partidos con la camiseta blaugrana, cinco de ellos de Liga y el de ida de octavos de final de Champions League contra el Chelsea donde el Barça ganaba por 2-1 para caer eliminado en la vuelta en la derrota 4-2. Demetrio levantaría el título de Liga antes de colgar las botas (último partido el 13-3-2005) pese a Txiki Begiristain no cerraba las puertas de su continuidad en su llegada (“si nos ayuda a ganar la Liga y estamos contentos, le pediremos que siga con nosotros, porque creo que aportará mucho prestigio en el vestuario”).
Albertini cambió el césped por los despachos y entre 2007 y 2014 ejerció como vicepresidente de la Federación Italiana de Fútbol con Giancarlo Abete como máximo mandatario. En 2014 anunció su candidatura a la presidencia, pero le superó Carlo Tavecchio. Tras esto continuó ligado al fútbol aunque comenzó su empresa como emprendedor. Actualmente se ha centrado en el proyecto Dema4 Agency junto a Manuela Ronchi, una organización de eventos deportivos, asesores de proyectos y consultoría en la creación de alianzas y apoyo en el desarrollo de negocios. Se especializa en la capacitación experiencial, en el Team Building y en el discurso motivacional. Un Albertini que se mantuvo firme en un Milán inmenso, donde en Italia es más habitual ver cómo los jugadores cambian entre los principales clubes (Milán, Juventus e Inter y más difícilmente Nápoles) y que sin hacer ruido se convirtió en pieza clave para uno de los mejores equipos que se pudo ver en el continente europeo durante los años 90.
