Quini, un secuestro que tuvo en vilo a todo el país
Quini fue secuestrado durante 25 días, desde el 1 de marzo hasta el 25 del mismo mes de 1981. Alfredo Relaño, en su libro "366 historias del fútbol mundial", relata aquel episodio.
El 1 de marzo de 1981 Quini fue secuestrado tras el partido del Barcelona ante el Hércules. El secuestro duró hasta el 25 de marzo y tuvo en vilo a un país. Alfredo Relaño en su libro "366 historias del fútbol mundial" relata aquellos días en el que el país estuvo en vilo:
Quini está libre, ¡y ganamos en Wembley! (1981)
"El Barça no había empezado bien la temporada. Se retrasó en la liga y en la Copa de la UEFA el Colonia le eliminó con un lacerante 0-4 en el Camp Nou, que supuso la caída del entrenador, Kubala. En una controvertida decisión, el Barça contrató a Helenio Herrera, que había sido su gran entrenador veinte años atrás, pero al que ya se consideraba demasiado mayor. Y, sin embargo, el equipo reaccionó. Fue remontando puestos y, tras ganar el 1 de marzo en casa al Hércules, se puso a solo dos puntos del líder, el Atlético, que se iba desinflando. Pero algo iba a pasar.
Y pasó que Quini fue secuestrado. Al acabar el partido se marchó a su casa para hacer tiempo antes de ir al aeropuerto a recoger a su esposa, que venía de un fin de semana en la tierra de ambos, Asturias. Dos tipos se presentaron en su casa y se lo llevaron a punta de pistola. Cuando su mujer llegó al aeropuerto se extrañó de no verle. Llamó a casa y no obtuvo respuesta. Más extraño. Fue a casa y vio luces encendidas y aire revuelto, más extraño aún. Llamó al club y de allí llamaron a la policía. A la mañana siguiente se pone denuncia formal por secuestro.
La noticia paraliza a España. Quini, gran goleador, era jugador de la selección, había ganado ya el Pichichi más de una vez con el Sporting y había sido adquirido ese año por el Barça por 80 millones. Empiezan a llegar reivindicaciones que lían más la cosa: un supuesto Batallón Catalano- Español, otro supuesto Partido Revolucionario Español, que pretenderían, según sus reivindicadores, castigar la identificación catalanista del Barça. Pura fantasía. Los verdaderos secuestradores son otros, y lo que piden es dinero en una cuenta en Suiza.
La policía consigue levantar el secreto bancario, identifica al titular y el día 25 de marzo lo detiene en Suiza cuando acudía a comprobar si el dinero había llegado. Esa misma noche, al tiempo que España juega (y gana por primera vez) en Wembley contra Inglaterra, con goles de Satrústegui y Zamora, la policía rescata a Quini en un taller mecánico de la calle Jerónimo Vicens, de Zaragoza, donde detiene al resto de los secuestradores. Quini está en precario, delgado, barbudo y desarreglado, pero en buenas condiciones. España entera respira feliz. Quini era un tipo muy querido, jugador noble, deportivo, que no se quejaba de los golpes, valiente y con el don del gol. Uno de esos futbolistas sin enemigo alguno, ni aun entre los peores rivales de su equipo de turno. La coincidencia de su rescate con la victoria de España en Wembley hizo de esta una fecha especialmente feliz. España estaba en fase de preparación del Mundial que se iba a jugar en nuestro suelo, y aquello era muy buen augurio. Luego no se cumpliría, pero eso es otra cosa.
Pronto vuelve a jugar y terminará la liga nuevamente como pichichi, con veinte goles. Pero durante su ausencia el Barça perdió sus dos salidas, al Manzanares y a Salamanca, y empató en casa con el Zaragoza. Un punto sobre seis posibles, con lo que quedó fuera de la carrera por el campeonato, que terminará quinto, a cuatro puntos de la Real Sociedad, campeona aquel año por primera vez en su historia".