Paulinho, agotado: juega sin descanso desde febrero de 2017
Sin parar, ha sumado 35 partidos con el Barça, 29 con el Guangzhou y 9 con Brasil para un total de 73 partidos y 5212 minutos. Hoy hace un año que empezó su maratón.
Demoledor en sus primeros meses con el Barça, donde pisaba continuamente el área y se relacionó de maravilla con el gol hasta meterse de inmediato en el bolsillo a una afición que miró con recelo su fichaje, Paulinho da síntomas evidentes de agotamiento en los últimos tiempos. Su oficio e instinto competitivo le permiten cumplir, pero salta la vista que le faltan las piernas de inicio de curso. Puede tener su explicación. Hoy hace un año que Paulinho empezó un maratón interminable de partidos sin descanso. El 22 de febrero de 2017, jugó ante el Eastern en la Champions asiática. Sin solución de continuidad, y sin vacaciones, Paulinho jugó 29 partidos con el Guangzhou, el último de ellos el 10 de agosto ante el Liaoning. Sin descanso viajó a Barcelona y debutó en Vitoria el 26 del mismo mes. A las órdenes de Valverde ya ha jugado 35 partidos. Paulinho no ha tenido sólo la exigencia de sus clubes. En el último año ha jugado nueve de diez partidos posibles con Brasil, todos ellos como titular y obligado a hacer méritos para que Tite respete su puesto de titular.
Un total de 73 partidos y 5212 minutos en el que, tal vez, pueda encontrarse la explicación del bajón del brasileño, que además sufrió una mini-rotura en el quinto metatarsiano del pie derecho en el partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey ante el Espanyol. Para hacerse una idea de la sobrecarga de Paulinho, basta decir que el máximo de partidos que podría jugar esta temporada un jugador del Barça sería de 60 si es que el Barça llegase a la final de la Champions. Queda por saber ahora qué estrategia sigue Valverde con él y si será posible recuperarlo físicamente para el tramo final de temporada. En Stamford Bride se vio un Paulinho con problemas de aceleración y que apenas se asomó por el área en un cabezazo a centro de Messi que se fue al limbo. Sus regresos a la defensa después de cada ataque son cada vez más lentos. Paulinho necesita gasolina. O vacaciones. Un año sin parar empieza a antojarse demasiado.