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El crédito se acaba

Tres victorias en 24 partidos de Liga. Una de los últimos 19 encuentros disputados. Toda una vuelta. Casi nada. ¿Que queda tiempo para salvarse? Sí. Pero el Levante cada vez huele peor. Un equipo que se muestra endeble y frágil jornada tras jornada, más allá de los escasos minutos de lucidez que suelen tener más por corazón que por fútbol. Y no todos los que hay sobre el campo. La situación del Levante da para un análisis profundo. Porque aquí no hay un culpable, sino muchos. Pero la realidad es que el crédito se acaba. Y se acaba para todos.

Se acaba, el primero, para Juan Ramón López Muñiz. Al que en cualquier otro equipo ya habrían destituido. No es el culpable de todo los males ni ordenó el 'Código Rojo' pero tampoco está demostrando ser la persona adecuada para encabezar y liderar una reacción. Porque semana tras semana, se ve más de lo mismo y su máximo recurso parece ser poner a dos delanteros cuando vas perdiendo y a ver qué pasa o meter a Morales de lateral en plan a la desesperada.

Que Muñiz dirá: "Esto es lo que tengo y el equipo que me han hecho". Sí, verdad como un templo. Luego iremos con los responsables de eso. Pero la realidad es que en Anoeta, como muchas otras tardes el equipo hizo el ridículo y las consecuencias son mínimas. O ninguna en muchas ocasiones. Solo con el vacío discurso de que "hemos competido". ¿Cuándo hemos competido? ¿Cuánto? ¿Suficiente? Parece que no. Pero como los de atrás tampoco ganan... el objetivo, por ahora, conseguido. 

Porque Cabaco sigue viendo desde la grada o en su casa como sus compañeros de zaga parecen hermanitas de la caridad. Porque Roger volvió hace ya cinco jornadas en perfecto estado y sigue esperando su oportunidad en el banquillo. Porque Lukic, a pesar de su intermitencia, ha demostrado poder jugar en este Levante pero le ha costado una vuelta entera entrar. Y así sucesivamente... Siempre con matices, claro. Porque para gustos, colores. Éstos serían solo algunos de los ejemplos.

Otra cosa es que el equipo no dé para más. Que también. Jugadores con muchas carencias que se salvan por fogonazos. Otros a los que cuesta creer que se les siga regalando minutos en Primera División. Y algunos que se entremezclan en todo ese maremagnum sin rumbo sin oficio ni beneficio. Pero, eso sí, todos con un denominador común: la actitud. O la no actitud, según se mire. Porque el aficionado no es tonto y le gustan los arreones de coraje y garra pero no solo de 10 o 15 minutos por partido. Como mucho.

Luego ya está el debate que debería ser el primero y principal. ¿Hay equipo para quedarse en Primera? Si hay tres equipos peores, sí. Pero la realidad es que desde abril del año pasado donde el Levante selló su ascenso e incluso bastantes semanas antes cuando ya era virtual, la dirección deportiva ha dado palos de ciego. Sobre todo en los puestos clave. En el famoso "central de jerarquía" y el "nueve referencia" a los que todavía se les espera por Orriols 12 meses y dos mercados después.

Seis delanteros ha tenido ya Muñiz a su órdenes y solo tres goles contados con la palma de una mano y que no han servido para más. Con los ridículos añadidos de las operaciones de Lucas Pérez, Loic Remy, Arouna Koné... y otros muchos que han sido desechados y desoídos por los técnicos azulgranas y que marcan diferencias en equipos que cohabitan muy cerquita. No hay que irse muy lejos. Quizá en otro capítulo mejor profundizamos en éstos.

Lo de la defensa es sangrante. Impropio, más bien. Pero, como con lo del punta, tranquilidad. Al equipo le faltaba gol, decían. Sin embargo el agujero, más grande que el de la capa de ozono, que se repite una y otra vez en la zaga, no es un problema.  Por la portería, que quizá dentro de lo malo no sea algo súperdeterminante, han pasado ya cinco guardametas. Por el lateral diestro, tres jugadores. Todo un escenario que deja a las claras la, cuanto menos cuestionable, planificación deportiva.

Y como, por supuesto, cada palo tiene que aguantar su vela, ahí está Quico Catalán. Parece que viéndolas venir también. Con sus acuerdos con los saudís y sus superávits en las Juntas. Que sí, que 'chapeau' a la gestión económica. Eso es indudable hasta para mí, que soy de letras. Pero a ver si el año que viene el Levante va a ser el más rico del cementerio. Porque si han entrado casi cuatro millones por tener a Fahad, más las ventas de Camarasa y Deyverson en su día o la de Langerak en enero. Y, como no, los 40 kilazos de la tele por estar en Primera. ¿Dónde están? ¿No habría sido mejor gastárselos en reforzar el equipo bien reforzado que sacarlos a relucir en las cuentas del año que viene? Mi opinión: sí. Pero quién sabe, seguramente estaré yo equivocado...

Y llama la atención esto último de Quico. Con los años que lleva en esto. Y viendo y sabiendo cuál es la fórmula del éxito en Primera División para el Levante. Que se haya tragado los sapos de los Alegría, Nano Mesa, Boateng, Ünal y demás. Sin contar los de Lucas Pérez o los empecinamientos en el Koné de turno. Curioso cuanto menos. Y, si no, que salga cualquiera de los implicados y diga lo contrario. Pero eso no pasará. No vaya a ser que...

Dicho todo esto no sé si echar a Muñiz sería la solución. Lo que está claro es que con él no atisbo ningún síntoma de reacción. Y más pasado ya el mercado invernal donde quizá lo mejor hubiera sido cambiar al 80% de la plantilla. Pero como eso es harto complicado pues se cambió un poco y a ver qué pasa. Desde luego que si cayera Muñiz algún día (aunque atendiendo a las recientes declaraciones de Tito esta misma semana no tiene pinta) otros deberían seguir su camino, quizá siendo incluso más culpables si cabe de lo que está pasando en el Levante. Sea como sea y caiga quien caiga, ojala el que no lo haga sea el equipo, otra vez, al pozo de la Segunda División. Por la afición, sobre todo. No lo merece. Aunque quizá ella sea la que más metabolizado lo tenga viendo los aires de grandeza del otro bando.