Empate con sabor a derrota entre Lorca y Sporting

Llegaba el Lorca FC con diez derrotas consecutivas en Liga y el Sporting aún no había puntuado lejos de El Molinón desde que llegó Baraja. Ambos rompieron su mala racha, pero confirmaron los motivos de ambas tendencias. Un empate sin goles, con pocas ocasiones, escaso juego y el sabor a derrota. Al cuadro de Fabri apenas le da para dejar el puesto de colista (a falta de que juegue el Sevilla Atlético este domingo) y a los gijoneses para meter presión a los equipos de playoff. Fue un partido flojo, del que no se escapó ni el mejor, Jony, que falló un penalti en la primera mitad. Dorronsoro le adivinó la intención (ya despejó una pena máxima en la ida, que acabó en gol en el rechace) en su lanzamiento.

Debutaba Brown como titular en el Lorca y el jamaicano apenas tocó algún balón. Fabri sorprendía con Digard como líbero y defensa de cinco hombres. Precisamente el francés fue el autor del penalti sobre Nano Mesa y en esa acción el punta sportinguista quedó lesionado. Jony trataba de rehacerse tras fallar la pena máxima, pero no encontraba rematador. En el conjunto lorquino, algún centro de Fede Vega, también sin nadie que inquietara a Mariño con su remate. Tras el descanso, Pomares tuvo que abortar un chut de Sergio Álvarez y después el Lorca cogió el mando del partido. Javi Muñoz remató en el área y el rebote cayó para que el disparo de Peña diese en la mano de Álex Pérez (entendió el árbitro que pegada al cuerpo), y en la siguiente acción tuvo Dani Ojeda la ocasión más clara: su chut raso y fuerte lo despejaba Mariño a córner.

Pomares tuvo que evitar dos acciones más visitantes, todas creadas por Jony, mientras que un lanzamiento lejano de Noguera tampoco veía portería. Pudo hacer el gol el extremo asturiano, metido esta vez a rematador en vez de asistente, pero golpeó al aire cuando tenía un chut franco en el área. Con la entrada de Pina por el lesionado Fede Vega ganó presencia en banda diestra el Lorca, pero ninguno de sus centros encontró rematador. Viguera, con su disparo flojo, echaba por tierra la última oportunidad del Sporting de ganar al entonces colista.