El partido fue una guerra de guerrillas. Un choque con armadura en el que cada balón dividido cobraba una importancia vital. Nada de mirar a la portería rival. Del cuerpo a cuerpo salió un encuentro tosco, aburrido para el espectador ansioso de más acciones en el área. El punto (0-0) deja más satisfecho a un sólido Albacete que a un Oviedo que no logró acumular su octava victoria seguida ante su gente.
El Albacete logró su primer gran objetivo en el partido desde el principio: incomodar a su rival. Los azules jugaron ante su espejo, un equipo asentado en una defensa de tres centrales, bien plantado y que pensaba antes en protegerse que en mostrar sus armas. Aridane avisó a los 15’ con un cabezazo lejano que hizo responder al Oviedo. Christian tuvo el primer en su frente, pero el testarazo se fue por encima del larguero, en un córner que el Oviedo sacó por sorpresa. La ocasión más clara del primer tiempo fue visitante: Bela eludió defensas en el alambre de la línea de fondo y centró a Dani Rodríguez, que se encontró con Alfonso.
Al descanso, parecía que Oviedo y Albacete eran tan incómodos para su rival como para el espectador. Al partido le faltaba ritmo, anclado el juego en las segundas jugadas y las disputas. Asustó Aridane al inicio del segundo acto con un potente chut lejano al que respondió bien Alfonso, puños fuera. Fue un espejismo en una segunda parte de dominio azul aunque no con muchas ocasiones. Anquelaaceleró la respuesta introduciendo a Toché (pólvora) y Fabbrini (la mecha) pero al asunto le faltó continuidad.Berjón protagonizó la última con un genial recorte y centro sin rematador. El Alba resistió cada embestida y sonrió con el punto sumado.