Un Navalcarnero quirúrgico se ceba con un notable Castilla
El Castilla remontó el tanto inicial de Cidoncha con un doblete de Cristo y merecieron el tercero. La expulsión de Hernando cambió todo: del 2-1 al 2-3 en seis minutos.
El Castilla volvió a caer en su estadio casi seis meses después. Una derrota de guión inverosímil que corta su racha en el Di Stéfano de tres triunfos seguidos e impide que se acerque a la zona alta del Grupo I de Segunda B. El Navalcarnero, a las puertas de los puestos de play-off, fue un equipo recio y quirúrgico que supo adelantarse, sufrir y luego aprovechar su superioridad numérica. Entre el primer y el tercer paso pudo sufrir un severo correctivo, pero un Isma Gil inspiradísimo frenó a los de Solari una y otra vez, proyectando el triunfo final.
El Navalcarnero desplegó en el tramo inicial del primer tiempo su plan: presión alta, ahogar a Óscar y buscar balones largos a los costados de la defensa blanca. Así llegó el 0-1, tras un exquisito pase de Molina y un remate de volea casi sin ángulo de Cidoncha; ayudó la pasividad de León, que tardó un mundo en reaccionar y luego no creyó posible el disparo de Cidoncha.
Un mazazo ante el que los de Solari no perdieron el foco. Las amarillas a Alonso y José Antonio liberaron a Óscar, bien apoyado por un Seoane incansable, y brotaron las alas del Castilla: Franchu y Quezada. De las botas del segundo salió el empate, con un pase filtrado a Regui, sorprendiendo en ataque, con el que el lateral zurdo asistió a Cristo para que anotase a puerta vacía.
Un Óscar entonado garantiza unas cuantas cosas: posesión, dinamismo, llegada y, con algo de suerte, gol. No le acompañó esa fortuna al medio; probó suerte cuatro veces y en todas se topó con Isma Gil, especialmente brillante con una mano en la escuadra justo tras el 1-1. Sí tuvo esa cuota de suerte Cristo para firmar el doblete. Remató sobre la línea, en gesto extraño, la estupenda contra montada por Seoane y Franchu, asistente. Con el 2-1, el Castilla monopolizó el balón y rozó el tercero varias veces. ¿Qué podía salir mal?
Todo, si te descuidas. Un resbalón le costó a Hernando la segunda amarilla y, acto seguido, Jesús igualó a dos tras un fallo de manos blandas de Belman y varios rechaces en el área. El empate, dadas las circunstancias, sonaba a mal menor. Seis minutos después, un feliz recuerdo: el zapatazo del lateral colombiano Stevens dio al Navalcarnero un triunfo trabajado ante un Castilla que cayó con cierta crueldad. La blandura en la definición alejó los puntos, pero el juego mostrado es el camino y por ahí debe persistir Solari.
