El Sporting salvó el difícil escollo que suponía la visita del Numancia demostrando que El Molinón se ha convertido en un fortín para los rojiblancos desde la llegada de Rubén Baraja al banquillo gijonés. Cinco partidos, cinco victorias y en cuatro de ellos con la portería a cero, con 11 goles a favor y solo dos en contra. Los números hablan por sí solos de la solvencia y fiabilidad del conjunto sportinguista en su campo.
Pero este partido tenía su complicación para el Sporting por llegar justo después de la derrota en el derbi y ante un rival que esta temporada le había superado en las dos confrontaciones anteriores, una de ellas copera. Sin embargo, el equipo asturiano asumió con responsabilidad la trascendencia del duelo, le puso intensidad en todo momento y aprovechó sus ocasiones en el momento justo.
La primera parte fue igualada hasta el punto de que los dos equipos remataron una vez al poste; Carmona y Manu del Moral, con el desvío previo de Mariño, tuvieron el gol en sendos remates de cabeza. El Sporting llevó la iniciativa y el peligro a la portería de Aitor Fernández, sobre todo por la izquierda, pero no acertó en el remate. Diego Mariño, con otra mano soberbia, evitó el gol soriano en un remate de Dani Nieto.
Pero el partido se desequilibró por la banda izquierda nada más comenzar la segunda parte. Por ahí encontró el pasillo Rubén García para entregar un balón atrás que Jordi Calavera mandó a la red. Y por ahí se exhibió Jony con la jugada del partido, una acción individual que puso el 2-0 en el marcador y la tranquilidad para los locales. El Sporting solo espera ahora enderezar su rumbo fuera de casa.