Piqué y el Espanyol: cronología de una rivalidad llevada al límite
Cornellà vivió el penúltimo episodio de una relación tan ardiente que quema demasiado. La tormenta entre el jugador del Barcelona y el Espanyol comenzó en 2008.
“Mandar callar era lo mínimo que podía hacer; hay un límite”, esgrimía Gerard Piqué, este domingo, tras su gesto en la celebración de su gol ante el Espanyol. Unas palabras en que adopta el papel de damnificado, apoyándose en los claramente lamentables y condenables cánticos proferidos por una parte de la grada de Cornellà-El Prat en los que se le insultaba a él, a su pareja e, indirectamente, a su hijo. Pero, ¿por qué la afición perica la tiene tomada con Piqué, y Piqué con ellos? ¿Cómo es el que a él se le silba cuando la mayoría de jugadores del Barcelona pasan inadvertidos y algunos, como Andrés Iniesta, incluso son aplaudidos? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
El ‘Big Bang’ en la cronología tormentosa entre Piqué y el Espanyol tiene fecha, y ésta es el 27 de septiembre de 2008. El último derbi liguero en Montjuïc estuvo tristemente protagonizado por la presencia en la Tribuna Superior de miembros de los Boixos Nois, quienes accedieron con bengalas y las lanzaron, hasta el punto de que el partido tuvo que ser momentáneamente suspendido, ya que pusieron en peligro la integridad de centenares de seguidores. En esta historia de “vergüenza”, como la calificó el entonces president de la Generalitat, José Montilla, Piqué fue uno de los jugadores del Barça que justamente se acercó a la grada donde se ubicaban los ‘Boixos’ para festejar ostensiblemente con ellos el 1-2, anotado por Lionel Messi en el minuto 90.
Con el desencuentro ya en marcha, y sin olvidar que Piqué conocía en carne propia la rivalidad con los pericos por los numerosos derbis que había disputado en la cantera azulgrana antes de emigrar a Manchester, la eclosión de las redes sociales no hizo sino aumentarla. La primera muestra llegó el 24 de enero de 2012, cuando justo después de la eliminación del Espanyol en la Copa del Rey en manos del Mirandés, el central tuiteó: “¡Qué grande es el fútbol!”.
El siguiente gesto remarcable, y reprobable, se dio en el Espanyol-Barcelona del 29 de marzo de 2014. Marcaba Messi de penalti el 0-1 para los azulgrana, en el minuto 77, y sobre la piña que lo festejaba, saltó Piqué, lanzando visiblemente un escupitajo dirigido a la grada de Cornellà-El Prat. Los ánimos se habían encendido irreversiblemente, y en el derbi del 25 de abril de 2015 ya aparece el lamentable cántico, coreado por un sector minoritario de la grada: “Piqué, cabrón, Shakira tiene rabo; tu hijo es de Wakaso y tú eres maricón” (sic).
Sería en el triplete de derbis con que comenzó 2016, uno de Liga y dos de Copa (igual que ha sucedido ahora) cuando todo explotó. El 6 de enero, tras finalizar en el Camp Nou el encuentro de ida copero, manifestó: “Si son una maravillosa minoría (en alusión al lema del Espanyol), espero que llenen el campo”. Dos días más tarde, y a través de Twitter, de nuevo empleaba el central un eslogan del Espanyol, “vosotros nunca lo entenderéis”, acompañado por un vídeo en el que parte de la afición perica aparecía cantando “Milan, muérete”, refiriéndose a su hijo, cuando en realidad eso jamás sucedió, y el cántico (de 2014, por cierto, aunque igualmente reprobable) iba dedicado al entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias.
Las pullas de Piqué encontraron respuesta en el siguiente derbi, la vuelta de esos octavos de Copa, disputada el 13 de enero en el estadio del Espanyol. Una contestación absolutamente desmedida y zafia, ya que tras la portería del Gol Cornellà se desplegaron enormes pancartas en las que se leía “Shakira es de todos” y “Antonio de la Rúa (la expareja de Shakira), contigo empezó todo”. Una exhibición de mal gusto que fue reprobado por todos los estamentos de Barça y, por supuesto, del propio Espanyol.
Lejos de calmar las aguas, Piqué volvió a irrumpir en el universo perico un par de meses más tarde, el 3 de marzo de 2016, sin venir a cuento. Publicaba el Espanyol un tuit, en la previa de su partido ante el Betis, en el que ponía: “Que los de la neurona única, y enferma, no os distraigan”. Se refería el club perico claramente a una actividad del Departament d’Ensenyament de la Generalitat que menospreciaba al Espanyol, pero el central del Barça se dio por aludido, y citó el tuit añadiendo un “Hola”.
Y, con el arranque de 2018, también ha llegado una trilogía de derbis, en los que Piqué ha vuelto a cobrar protagonismo. Se repetía en el primero de ellos, en Cornellà, el feo cántico de marras, y tras el partido se refería el jugador al “Espanyol de Cornellà”, expresión que repetiría tras el siguiente partido, en el Camp Nou, lo que le valdría una petición por parte del club perico para que la Comisión Antiviolencia estudiase estas declaraciones. Y, lejos de frenar su ímpetu, insistió en ello durante la presentación de su renovación con el Barça.
Se presentaba el Espanyol-Barcelona del domingo como una prueba de fuego sobre la crispación entre Piqué y los pericos. Y la grada de Cornellà no le dirigió ni un cántico, solo silbidos cuando tocaba el balón (como en muchos otros estadios de LaLiga), hasta que, en el minuto 82, anotaba el gol del empate y lo celebró mandando callar al estadio, gesto al que añadió una especie de cuernos. Ahí se volvió a desatar la ira.
Finalmente, en la zona mixta, Piqué se reiteraba en sus declaraciones sobre el “Espanyol de Cornellà” e incluso le añadía gasolina, empleando cuestiones de dudoso gusto como la procedencia china del actual propietario del club. Unas desafortunadas palabras, como lo está siendo esta escalada de desencuentros entre el jugador y la afición del Espanyol.
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