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BARCELONA

Messi, de ovación en ovación

El argentino fue aplaudido en Heliópolis y recordó la estampa de 2009 cuando salió entre palmas del Calderón. El elogio al argentino es aplastante.

 Messi, con Joaquín antes del inicio del partido.
Messi, con Joaquín antes del inicio del partido. TONI RODRIGUEZDIARIO AS

Basta ver las caras de los aficionados que desde el Gol Norte del Villamarín contemplaron boquiabiertos cómo Messi se libraba de un plumazo de Guardado, Durmisi y Boudebouz para entender los murmullos de admiración y los aplausos que el argentino recibió en Heliópolis. El elogio a Messi ya es generalizado. Joaquín lo expresó al final del partido: “Ya no sabemos qué decir de él”. Messi va de ovación en ovación del mundo del fútbol. Ya no son sus espectaculares estadísticas (17 goles y 9 asistencias en Liga y 23-11 en la temporada), es su fútbol y su estilo delicioso y discreto el que le merece la admiración general de los equipos de la Liga.

No es Messi un jugador como Iniesta que vaya arrancando ovaciones por cada estadio de la Liga. Entre otras cosas, porque no le cambian nunca. Sin embargo, las palmas que recibió en Heliópolis recordaron una de sus primeras grandes exhibiciones como jugador del Barça. Fue en un 1-3 de Copa del Rey en el Calderón en el que realizó un partido colosal con una jugada ‘maradoniana’ en la que burló a Pernía junto a los banquillos y acabó en el área con un remate al larguero. Eso sí, el partido acabó con hat-trick del argentino. Era el año 2009.

En 2015, Messi también recibió aplausos de la grada de Ipurua. Tampoco fue por un gol sino por una jugada individual a la altura también de los banquillos como la del Calderón.

Messi ha olvidado pronto el disgusto del penalti fallado en Cornellà que llevó a los papeles su mala estadística desde los once metros. Da la sensación de que es la única kryptonita que puede frenarlo. Al argentino se le ve fresco y feliz con el método Valverde, incluso en momentos en los que el Barça tiene que replegarse y no está tan en contacto con el balón. Su jerarquía en el gremio, además, es indiscutible. Sus compañeros de trabajo asumen casi con gusto su condición de jerarca. Se le pueden poner muchas palabras pero nada como las improvisadas de Yerry Mina en su cuenta de twitter con una foto de Fabián tratándolo de coger de la camiseta. “No lo para nadie papa, está bendecido por Dios con el don del fútbol”.