Juan Carlos toca el cielo con el Lugo ante un Sporting sin suerte
Histórico gol del portero lucense desde setenta metros. El Lugo domó a un buen Sporting a base de garra. Los asturianos se alejan de la cabeza.
El partido comenzó sin concesiones ni respiro. Dos equipos buscando la puerta contraria, el Lugo por principios y el Sporting por historia. Pierna dura y bola rápida, siempre vertical. La primera clara fue para el Sporting, con un remate de Carmona que reventó en el larguero de Juan Carlos. Pero el fútbol es como es, y en la siguiente jugada, con un repliegue que pilló al Sporting entre dos aguas el balón acabó en las botas de Iriome, sorprendente titular tras su lesión, que acabó en quibro a su par y disparo al palo largo de Mariño, gol y partido nuevo. El Lugo comprendió que con el marcador a favor tocaba pensar en las contras, y el Sporting que debía tener más balón si quería generar ocasiones. A pesar del paso atrás lucense, a los asturianos les costaba un mundo crear ocasiones claras, penalizados por la presión en bloque medio de un Lugo muy metido en el partido. Solo Santos, en brega constante, amenazaba la puerta de Juan Carlos.
La reanudación trajo un Sporting volcado y la entrada del flamante Jony por Canella, toda una declaración de intenciones ofensivas de Baraja. Y tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, o se aprende el camino solo. Un centro asturiano acabo con un abrazo de Seoane dentro del área, penalti y gol de Carmona. Por tercera vez, cambio de escenario sobre el tapete. Francisco tiró de Albarracín por un ahogado Herrera y debutó Romero por Iriome, y no tardó ni dos minutos en marcar, un remate más propio de un killer que volvía a poner por delante a los locales. Pero faltaba la traca final. EL GOL, así, con mayúsculas. Juan Carlos, que salió de su puerta para despejar un balón a tres cuartos de campo, le pegó con tanta fe que sorprendio a Mariño. Era su cumpleaños y hasta los héroes solitarios merecen un regalo. Lo demás, el Lugo de nuevo cerca de la cabeza de la tabla, las dudas del Sporting, quedó en un segundo plano, porque el fútbol son aficiones y momentos, y todo lo contuvo este partido, una oda al deporte rey con un héroe más para el Anxo Carro.