'Pongo', el único capricho de Carlos Soler el año de su debut
Ayer, 10 de diciembre, se cumplió un año del debut del canterano en Primera División. Fue en Anoeta ante la Real Sociedad. Una fecha que siempre recordará.
Carlos Soler nunca olvidará la fecha del 10 de diciembre de 2016. Ese día, ayer hizo un año, el canterano cumplió uno de sus sueños, el primero de muchos: debutar en partido oficial con el Valencia. Fue en Anoeta contra la Real Sociedad. Carlos Soler apareció en escena en el minuto 78. Apenas jugó 12 minutos y tocó solo nueve veces el balón, pero fue tiempo suficientespara ser ya por siempre recordados por la familia Soler-Barragán.
Carlos Soler es hoy un rostro popular en Valencia. Es imagen de lonas en Mestalla, en las tiendas del club e inclusive en el autobús oficial del equipo. Carlos Soler es junto a Parejo y últimamente Guedes el futbolista con más petición de entrevistas en lo que llevamos de temporada. Hace unas semanas fue uno de los protagonistas que pasaron por los micrófonos de El Larguero que la Cadena SER emitió desde Mestalla y también fue solicitada su presencia en los programas nacionales que desde que comenzará la temporada han emitido desde Valencia Cope y Onda Cero.
Sin embargo, más allá de esa exposición mediática y del mayor número de auógrafos y fotografías que le piden cada día por la calle, la vida de Carlos Soler ha cambiado en poco. Sigue siendo el mismo chaval que hace un año. Su forma de ser, sus valores y su manera de afrontar la vida es también parte del secreto de su éxito. Además lógicamente de su fútbol, que es lo que más ha evolucionado y lo ha hecho a mejor.
Carlos Soler, en la faceta personal, sigue viviendo en casa de sus padres, Mercedes y Antonio. Con ellos y con su hermano Alejandro. En la casa de siempre, o al menos la misma que antes de su debut en Anoeta y también de su última renovación de contrato. De momento ni tan siquiera se ha comprado un coche. Carlos Soler va y viene de Paterna y por la ciudad con el vehículo que le entregó la marca automovilística que patrocina al Valencia.
Carlos Soler, en verdad, solo se ha concedido dos caprichos desde que debutara hace un año en Anoeta. Uno es invitar de vez en cuando a sus padres a que acudan a algún partido de Liga a domicilio y disfruten durante el fin de semana de la ciudad donde se juega el partido; otro, tiene nombre y muchas manchas negras en su blanco cuerpo: Pongo, un perro de raza dálmata que se compró hace dos meses y con el que pasa buena parte de sus ratos libres, que son pocos.
El canterano, más allá de un viaje a Ibiza de seis días que hizo en verano con sus amigos de toda la vida, apenas ha tenido tiempo libre desde que debutara en Anoeta. Tras la salida de Prandelli y el regreso al banquillo de Voro González, Carlos Soler se convirtió en un fijo en las alineaciones del Valencia. Ello le llevó a que en verano fuera convocado para el Europeo Sub’21, lo que hizo que pasara de una temporada a otra sin apenas descanso. Marcelino le quería a su lado lo antes posible y Carlos Soler entendía que era su deber y también oportunidad.
Lo dicho, la vida personal de Carlos Soler apenas ha cambiado cuando ya han pasado 365 días de su debut, si bien, su crecimiento profesional ha sido de vértigo. Ha jugado, ojo al dato, 43 partidos de los 44 que desde aquel día de Anoeta ha disputado el Valencia. Solo se perdió uno y fue por sanción. De esos 43, 34 como titular. Ha firmado cuatro goles, uno de ellos en el Bernabéu, otro en un derbi ante el Villarreal y, el mejor, la inolvidable vaselina ante el Celta. Todo ello, o entre medias, con dos ampliaciones de contrato y también de cláusula en 12 meses: primero a 30 y después a 80 millones.
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