José Manuel Casañ y Paco Roca: “El Valencia ganará la Liga. Tiene un técnico extraordinario”
José Manuel Casañ (Seguridad Social) y Paco Roca han unido su talento en ‘La encrucijada’, disco-cómic que relata sus vidas a través de la historia de la música. Rock and roll en el que late el fútbol y el grito eterno de José Manuel: “¡Amunt Valencia!”
Acaban de publicar (Paco Roca y José Manuel Casañ –Seguridad Social) el libro disco ‘La encrucijada’, una obra que se acerca a la creación y la historia de la música pop del siglo XX, ¿nos puede aclarar más el asunto?
José Manuel: Paco y yo nos conocemos desde hace muchos años y queríamos hacer algo nuevo, diferente. Yo soy fan de Paco y de su arte con el cómic y tras muchas conversaciones de bar durante más de cuatro años decidimos plasmarlas en obra gráfica y musical. El viaje pasa por nuestras vidas, por los años 80, el papel jugado por las empresas editoras y, entre otras escalas, por las carreras de dos amigos cuyos procesos creativos confluyen.
¿Y en esa relación de pareja artística no ha habido roces durante todo este tiempo?
J. M.: Ya lo creo que ha habido momentos difíciles. Hemos estado a punto de tirarlo todo por la borda, momentos en que casi no nos soportamos. Muchas veces Paco me ha sacado de quicio, pero esos conflictos han reforzado aún más nuestra amistad. Es un honor haber trabajado con Paco, un genio. Este viaje ha estado lleno de encrucijadas. El título, ‘La encrucijada’, tiene que ver con esto y con nuestra admiración a tantos creadores que nos han influido a lo largo de nuestras vidas. Empezamos con una obertura africana en memoria de la música que trajeron los esclavos a América en el siglo XVII, pasamos al blues de los años 20, al country, el rockabilly, la psicodelia, la rumba catalana y ponemos el broche con Bob Marley y su reggae-pop de los 70. Y todo bañado con una buena dosis de humor. Rock and roll, en definitiva, porque sin roll, no hay rock ni nada.
¿Qué ha aprendido uno de otro?
J. M.: Muchas cosas. Paco es muy observador y maneja muy bien los silencios en su obra gráfica, pero lo que más he aprendido de él es a dudar. Nunca he sido tan dubitativo hasta conocer a Paco. Me ha enseñado a elegir el camino adecuado, entre todos los que se te cruzan.
Paco Roca: Tener la oportunidad de compartir todo el proceso de creación, con los miedos que ello conlleva, es muy interesante. Ya no estás solo y no se lo tiene que comer uno todo. El mundo creativo es un desierto infinito sin reglas y entre los dos hemos sido capaces de decidir el lugar por el que había que seguir. Pero no ha sido fácil, la verdad.
¿Cómo era su técnica de trabajo en común para sacar adelante ‘La encrucijada’?
P. R.: Planteábamos la historia que queríamos contar, no sé, por ejemplo, cuando George Harrison vuelve de la India y toca el sitar, bien, pues encaramos la psicodelia. Lo hablamos y José Manuel componía la canción y yo el relato gráfico. Y siempre, respetando el terreno de cada uno. Era muy importante tener en cuenta que expresábamos una realidad, la vida auténtica. Cuando escuchas el disco adviertes que todo parte de esas conversaciones y experiencias reales. En mi caso ha sido una experiencia nueva porque nunca había hecho nada fuera de la ficción.
Es un superviviente de los 80 y ha declarado que se morirá cantando y no se retirará jamás.
J. M.: No es mi intención retirarme. Estoy muy contento con que la gente siga disfrutando con los conciertos de Seguridad Social. Nos costó mucho despuntar, pero canciones como ‘Quiero tener tu presencia’ o ‘Chiquilla’ siguen sonando fuerte a estas alturas.
En los años de la Movida su grupo, Seguridad Social, tenía muchas influencias punkis en un paisaje, Valencia, en el que los aires soplaban más a favor del tecno, ¿cómo encajaron?
J. M.: Fue muy complicado, éramos un punkis en una atmósfera muy tecno. Nosotros no éramos ‘modernos’, éramos más bien burrotes. Cuando empezamos a sonar en las emisoras nacionales –Radio 3– la gente pensaba que éramos de Euskadi, hijos del rock radical vasco, y no, nosotros éramos rock radical valenciano. Y en Valencia vivíamos como aislados, como la aldea de Astérix contra los romanos. El problema gordo fue cuando llega el bakalao y destroza todo el rollo de la movida valenciana. Ahí sí que desaparecemos de Valencia definitivamente.
Estamos en la era del posmodernismo modorro, del buenismo y lo políticamente correcto, ¿es consciente de que muchas de las canciones que se compusieron en los 80 no podrían sonar ahora en ninguna radio?
J. M.: Totalmente, y es un desastre. Las cosas suceden en un contexto, y en ese medio hay que analizaras y enjuiciarlas. No vale, con los aires de 2017, tirar por tierra, demonizar, una obra escrita 30 años antes. Se lo decía a mis amigos de Siniestro Total, es imposible que sonaran ahora en radio o televisión alguna de sus canciones. Ese espíritu de libertad de creación, de transgresión y humor, se ha evaporado con las puñeteras nuevas-buenas costumbres curiosamente alentadas desde una falsa izquierda progre. Hacíamos buenas gamberradas, provocábamos, ¡éramos punkis!, pero no iba más allá la cosa. Éramos artistas y no delincuentes, eso por supuesto.
¿Cómo se llevaba Seguridad Social con los grupos madrileños de los 80?
J. M.: Muy bien porque teníamos mucho en común. Antes de fichar por DRO sacamos el disco ‘Punk, qué punk’, grabado junto a otros grupos de Madrid y Galicia, como Siniestro Total. De todas formas, en aquel tiempo estábamos contra todos y contra todo, nos daba igual que fuera Madrid, Valencia o Sebastopol. Contra los heavys, contra los hippis, contra nosotros mismos. Se trataba de pasarlo muy bien, éramos invencibles, teniendo en cuenta que teníamos 17 o 18 años. El éxito y esas cosas llegó más tarde, a principios de los años 90, con temas como “Quiero tener tu presencia”. Y también nos suavizamos un poco, todo hay que decirlo. Pero en nuestros conciertos sigue latiendo el espíritu punk.
De la movida madrileña se ha hablado mucho, ¿hubo movida valenciana?
J.M.: Exactamente la misma que hubo en Vigo, Barcelona, Euskadi o Andalucía. Veníamos de los mismos sitios y escuchábamos más o menos lo mismo, influenciados por la new wave de Inglaterra y Estados Unidos. Y nos lanzábamos al rollo sin complejos, con un espíritu libre y auténtico. De todas formas, prefiero el término new wave al de movida.
Es seguidor del Valencia, ¿empieza a creer en el título de Liga?
J.M.: Estoy seguro de que vamos a ganar la Liga. No tenemos un equipo de estrellas, pero tenemos un buen grupo dirigido por un entrenador extraordinario como es Marcelino. Estamos muy eufóricos, aunque, claro, en Valencia ya se sabe como somos, si la cosa va mal nos venimos enseguida abajo y si el asunto marcha nos creemos los reyes. En fin, este año hay mucha ilusión y los jugadores están muy confiados.
O sea, que hay mejor rollito en Mestalla que el año pasado cuando la cosa iba fatal.
J. M.: Pues sí, insisto en que la afición del Valencia es como es. Admiro a los del Atleti u otros equipos que aunque estén mal, llueva o truene, siguen apoyando y animando. En Valencia somos un poco fenicios, hay gente muy fiel, pero la gran masa social se desmarca cuando el equipo no funciona y eso es muy triste.
¿Qué ha cambiado con respecto a la campaña pasada?
J.M.: La figura del entrenador. Marcelino lo ha cambiado todo. Ha fichado bien, en función de las posibilidades económicas del club, y está trabajando con sentido común. La única manera de que el Valencia funcione es cuando se construye un equipo muy compacto, sin grandes estrellas pero todos trabajando juntos. Ahora los chavales están muy eufóricos, les están saliendo bien las cosas y se lo están pasando bien. Yo tengo confianza en que este año el Valencia va a hacer algo grande y voy a ayudar con todas mis fuerzas. Lástima haber pinchado en Getafe pero el ánimo sigue en lo más alto. Tengo preparadas un par de canciones para la afición valencianista con el fin de que cuando vayan a Europa tengan algo que cantar aparte de ‘Paquito el chocolatero’. El fútbol necesita modernizarse un poquito en otros aspectos.
Seguridad Social siempre ha acompañado a la Selección en todos sus grandes éxitos, ¿de donde viene esa fidelidad?
J. M.: Tenemos muchos amigos en el fútbol. Hemos hecho muchas presentaciones del Valencia y celebrado las Ligas que ha ganado. Soy muy amigo de casi todos los jugadores.
¿Cómo recuerda la celebración del Mundial en Madrid?
J. M.: Uff, ese Mundial no lo esperábamos ni hartos de vino a pesar del buen equipo que tenía España. Fue muy importante, y podríamos haber tenido más éxitos. El contacto clave para estar en esa fiesta fue María José Claramunt, que es muy amiga nuestra y a quien queremos mucho. Es una pena que haya tenido que salir de la Selección porque es una persona formidable. Yo pongo la mano en el fuego por ella. María José hizo una labor fantástica y doy fe de que todos los jugadores de la Selección la admiran y la quieren mucho. Y tuvo la capacidad y el talento para unir música, espectáculo y fútbol cuando llegaron los éxitos.
¿Ha pensado incorporar a Manolo el del Bombo para hacer percusión en alguno de sus temas?
J. M.: (ríe) Nos conocemos muy bien, además, como Manolo, yo soy muy seguidor de la Selección y en todos sus éxitos Seguridad Social ha estado ahí tocando. Así que es posible que incorporemos a Manolo en algún momento. A nuestro batería le llamamos Manolo el del charles, así que cuando le juntemos con el otro Manolo seguro que haremos una gran banda.
Usted que presume de valenciano, ¿cuál es el secreto de una buena paella?
J. M.: El agua, pero el agua de Valencia. Es un agua que tiene muchos nitratos y eso es esencial. No tanto para beber pero sí para que quede el arroz en su punto ideal.
Dos grandes artistas valencianos
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