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ESPANYOL

El proyecto soñado del Espanyol entra en colisión con la realidad

La hoja de ruta del Espanyol de Chen y Quique da síntomas de agotamiento, que arrancaron en verano con los fichajes, y se traducen en el juego y los resultados.

El proyecto soñado del Espanyol entra en colisión con la realidad
GORKA LEIZADIARIO AS

Hace apenas diez días, en la víspera de recibir al Getafe, a Quique Sánchez Flores se le preguntaba directamente. ¿Se ve usted en el Espanyol la próxima temporada? “No hablaré de mí”, fue la primera reacción del entrenador, quien acto seguido dio una de cal y otra de arena. “El proyecto es bonito”, resaltó. Y añadió que “las bases están diseñadas, trabajadas, y eso es lo más importante”. A Quique le resta un año de contrato, hasta 2019, pero justo cuando se acerca al ecuador de su proyecto, éste y el propio técnico muestran los primeros síntomas de agotamiento.

Indudablemente, los resultados no están siendo por ahora los esperados en un segundo año de una hoja de ruta, si se entiende que el objetivo es mejorar lo anterior e, incluso, luchar por Europa. Por eso, un jarro de agua fría para el idilio entre Quique y el Espanyol fueron las declaraciones que lanzó tras la derrota ante el Eibar, el domingo: “Tenemos el décimo presupuesto y estamos en una Liga que va del séptimo a decimoquinto. Ahí vamos a movernos toda la temporada”. Realismo o conformismo, son palabras que contratan con las que pronunció hace solo un mes, el 3 de noviembre (“hacia arriba no veo los límites del equipo”) o las del 25 de julio, en plena pretemporada: “Queremos ser ambiciosos para mejorar la temporada anterior”.

Donde sí se encuentra el actual enfoque de Quique es en otro momento de la preparación, tras el amistoso ante el Nápoles del 10 de agosto, cuando en plenos rumores sobre la oferta del Villarreal a Gerard Moreno asumía el entrenador: “No estoy contento, no soy feliz”. Los disgustos se le acumulaban en un verano que había empezado con nombres como Éver Banega, Borja Valero o Mariano Díaz en la agenda y que acabó con el preparador teniendo que contactar personalmente para convencerles a alguno de los jugadores que finalmente sí ficharon.

Ese mismo estancamiento se traduce al juego, que no ha evolucionado a un estilo más asociativo salvo en contadas fases de algún partido (como ante el Deportivo o el Tenerife, en Cornellà), a la clasificación e incluso al ímpetu. Sin el empuje de la afición, lejos de casa, el Espanyol es un equipo desdibujado.

“Nuestro objetivo es quedar entre los diez primeros”, manifestó Chen Yansheng hace un año, en la Junta de Accionistas. Y advirtió: “Después, queremos estar entre los ocho primeros y después, competir en Europa”. Según se mire, coincide con el objetivo de Quique para este curso. ¿También para el año próximo? Y la pregunta del millón: la responsabilidad de este bache,  ¿es del entrenador, la planificación o del propio club?

250 partidos en Primera: récord de empates en el Espanyol

Precisamente cumplió Quique Sánchez Flores, el pasado domingo en Ipurua, 250 partidos como entrenador en Primera. Su bagaje en el Espanyol está siendo inferior a la media de su carrera, si bien es hasta cierto punto razonable para alguien que dirigió a Atlético de Madrid y Valencia.

A lo largo de su carrera, Quique ha ganado 108 partidos (un 43’2 por ciento del total), empatado 55 (22%) y perdido 87 (34’8%), lo que supone 379 puntos (un 50’5 por ciento de los posibles). Concretamente al mando del Espanyol, hasta la fecha ha conseguido 19 victorias (un 36’5%), 15 empates (28’9) y 18 derrotas (34’6), además de 72 puntos (un 46’1).

Lo que más destaca de la etapa perica de Quique respecto a las otras tres es la cantidad de empates acumulados, que superan al 24’4% del Getafe, donde su puntuación fue inferior.

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