“Seguramente, si estuviera fuera también criticaría al equipo”
“La gente sabe lo que puedes dar, y si te exige es porque no estamos dando nuestro mejor nivel”, declaró Vicente Gómez a As.
Sereno, acompasado, sin dar bandazos, con cierta calma. Vicente habla como juega. Imprescindible en el campo, su discurso debería serlo fuera. “La gente sabe lo que puedes dar, y si te exige es porque no estamos dando nuestro mejor nivel”, dice. Entiende a la desencantada afición amarilla, miembro activo de la misma en su día. Bajo el sol que azota el campo de El Hornillo, su compañero Aythami le saluda cariñoso. Allí donde el equipo se aísla y nada se escucha salvo la música que procede del gimnasio, reinante la calma tras el entrenamiento, el ‘4’ amarillo señala la puerta de salida. “La realidad que vive la gente, y sobre todo en Canarias, es muy complicada. Sobre todo lo que pasa de aquí hacia fuera”, apunta. No le gusta hablar de “burbuja”, y su receta para ser tan normal como parece le viene de familia: “Una cosa que me han inculcado mis padres es ponerme en la piel de la gente de mi edad que no juega al fútbol”.
Jonathan Viera asegura que sí, que el partido contra el Levante es una final para Las Palmas. ¿Usted también lo ve así?
Sí, o muy parecido. A lo mejor no es una final porque pase lo que pase no se acaba nada, pero sí que es un partido que seguro que marca dinámicas. Si ganas creo que coges confianza, puedes salir del descenso, encaras el futuro con otras perspectivas. Tenemos que ir con esa tensión de saber la importancia que tiene el partido. Y que no nos atenace, sino que sirva de motivación para salir muy concentrados.
Uno de los grandes problemas del equipo es psicológico. ¿Han venido bien estas dos semanas de parón para que la cabeza se enfríe?
Hay dos lecturas. Me quedo con que este parón es mejor porque puedes preparar mejor las cosas y también borrar un poco el lastre de tantas derrotas y hacer un reseteo. Y así trabajas mucho, porque si estamos perdiendo tantos partidos es que no estamos bien en ninguna de las líneas. Creo que nos tiene que haber servido para limpiar la mente, trabajar y corregir cosas que no estábamos haciendo bien.
¿Sigue pensando en la espalda como un problema?
Ya es una parte más de mi cuerpo. La semana en la que jugué tres partidos me vino muy bien para olvidarme de ella. El día del Depor, en lo personal creo que estuve bastante cerca del nivel que suelo dar. Me vino bien, como decía, para limpiar la mente y no pensar en la espalda. Así me lo dijo el míster: “Creo que te hace falta jugar para dejar de pensar que vas con limitaciones”. Ahora me veo como antes. Me falta un poco de ritmo, algo que siempre me cuesta coger. Solo me queda ir jugando y ganar minutos para empezar a despegar con el equipo.
Algo tiene el agua cuando la bendicen, y a usted le bendicen todos los entrenadores. ¿Cuál es la clave?
El trabajo diario. Mi principal virtud es que me sé adaptar a mis compañeros. Sé cuales son mis limitaciones, y a partir de ahí intento que se me vean lo menos posible y crecer al lado de los compañeros que tengo, que al final me hacen mejor futbolista. Conozco muy bien a Jonathan (Viera) o Vitolo. Con Jonathan, con el que comparto situación en el centro del campo, sé lo que hacer según dónde esté la jugada. Él también sabe lo que voy a hacer yo, y nos complementamos muy bien.
En el fútbol actual es clave saber adaptarse a cualquier sistema y jugador.
Está claro. Si no te adaptas es muy complicado jugar. Hasta en cada partido se buscan determinadas variantes. Jugando en el medio, la situación quizás te invita a venir a buscar más la pelota, y en otros el rival te espera más atrás y tienes que saber moverte entre líneas. Te tienes que adaptar a todo, pues la gente está entrenando muy bien y te pueden pasar rápidamente por encima.
¿Qué partido les espera contra el Levante?
Mi intención, y la del equipo, es salir nosotros a mandar, a apretar arriba, a morder. Que sea un duelo incómodo para ellos. Tenemos que salir como el día del Deportivo, pero que se alargue todo el partido. Hacer como nos hacen a nosotros cuando jugamos fuera: un partido incómodo. Que cada uno gane su duelo personal, meter intensidad en las segundas jugadas. No me cabe duda de que vamos a saber manejar el balón cuando lo tengamos, pero los partidos se ganan en las disputas, cuando empiezas a vencer en las segundas jugadas. Ahí es dónde tenemos que apretar. Nos hace falta un poquito más, y como equipo humilde que somos eso se traduce en intensidad. A partir de ahí el equipo va a crecer.
Usted dijo el año pasado que la plantilla no podía dar esa imagen en los partidos fuera de casa, especialmente por los aficionados que se desplazan. Usted fue uno de ellos en su día. ¿Entiende a los que pitan a Las Palmas cuando juega en casa?
(se ríe). Lo he dicho otras veces: claro que lo entiendo. En un momento como este, y sobre todo porque estaban acostumbrados a que el equipo hiciera las cosas bien. El año pasado, a estas alturas, teníamos un montón de puntos y en diciembre estábamos prácticamente salvados. Hay que aceptar con naturalidad que este año vamos a sufrir. Tengo interiorizado eso. Este año no se nos han dado las cosas bien, no hemos sido capaces de despegar. Hemos vivido la parte bonita de la Primera División, la de salvarnos casi con la gorra y estar cómodos. Pero ahora, cuanto antes nos pongamos el mono de trabajo y aceptemos la situación, mejor nos va a venir. En cuanto a la gente, hay momentos en los que uno no tiene que hablar sino trabajar. Estamos en ese momento: de callarnos y trabajar. La gente está en todo su derecho y seguramente, si yo estuviera fuera también criticaría porque a lo mejor, la imagen o rendimiento del equipo no es el adecuado. Ahora hay que callar, trabajar y que el resultado hable por nosotros. Cuando salgamos de estamos situación podremos pedirle a la gente. Pero ahora estamos más para dar que para pedir.
¿Es usted de los que piensa que al futbolista canario se le exige más o mire distinto por el simple hecho de ser canario?
No es que a lo mejor se le exija más. Da la sensación de que no tienes el mismo número de oportunidades, pero es verdad la gente le da un ‘chance’ más al de fuera. Pero creo que es normal. No solo pasa aquí, sino en otros clubes. Tengo compañeros que están aquí y se han ido a otro lado, y te dicen que parece que tienes una oportunidad más por ser un fichaje. Como otras cosas, es algo intrínseco en el fútbol. A la gente de casa siempre se le exige. De los que estamos ahora, creo que salvo Borja todos los demás llevamos unas cuantas temporadas en el primer equipo. La gente sabe lo que puedes dar, y si te exige es porque no estamos dando nuestro mejor nivel.
A pesar de ser futbolista profesional, no debe ser tan difícil ser una personal normal, como Vicente Gómez.
Vives en una especie de burbuja. Es una expresión que no me gusta porque al final estoy aquí con mis compañeros y los veo a todos muy normales. Pero al estar muchas horas de aquí, o si vienes de fuera, te empiezas a relacionar mucho tiempo con gente del fútbol. Ganas más dinero que la gente normal, e igual haces cosas que el resto no puede. Desde el principio tuve buenos referentes. Siempre me acuerdo de frases de compañeros como Javi Guerrero, Jorge Larena o Pedro Vega, que me ayudaron mucho. Me dijeron que intentara ser como he sido siempre. Y que es mejor vivir toda tu vida tranquilo que tener una vida de 8-10 años, lo que te dura el fútbol, muy buena y luego pasar malos momentos cuando lo dejes. Todas las personas, para mejorar, nos adaptamos rápido a los cambios. Pero cuesta bajar el nivel. Quizás, mi secreto es intentar mantener las mismas amistades que he tenido siempre y hacer las mismas cosas. Una cosa que me han inculcado mis padres es ponerme en la piel de la gente de mi edad que no juega al fútbol.
Por desgracia, debe tener amigos que estén en paro o con los mismos problemas que cualquiera.
Sí. Y gente que igual no llega a final de mes o que solo puede salir un día a cenar o comer durante el mes porque no puede más. Vas a cualquier lado y te miran de otra forma, sobre todo desde que estás en Primera División. Pero te das cuenta de que no es la realidad. La realidad que vive la gente, y sobre todo en Canarias, es muy complicada. Sobre todo lo que pasa de aquí hacia fuera.
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